domingo, 27 de noviembre de 2011

OBRAS PÚBLICAS PARA DIOS

Nos congratulamos de que nuestros artículos puedan provocar respuestas, como fue en su día, o sanos debates cívicos. Entendemos que hay una secuencia de hechos difícil de negar entre nuestro El patrimonio eclesiástico... ¿Es sagrado? del 5 de noviembre y este reportaje aparecido hoy en las páginas de Levante-EMV. Damos cabida al artículo de Paco Cerdà así como a la entrevista que realiza el mismo periodista a Jaime Sancho, presidente de la la comisión diocesana de patrimonio histórico-artístico del Arzobispado de Valencia.

Coincidiendo en el tiempo, y, por supuesto, con el tema, aprovechamos para dar difusión del programa de la VIII Jornada laicista anual de Europa Laica: LAICISMO, HOY, que tendrá lugar el próximo 4 de febrero en Sevilla.

PACO CERDÀ-Levante-EMV, 27 de noviembre de 2011
Restauradoras de La Llum de les Imatges. Foto Levante-EMV

Las ayudas de la Administración valenciana a la rehabilitación del patrimonio de la Iglesia superan los 159 millones en doce años - Es más que el presupuesto anual del Consell para colegios y discapacitados.

Cuando en una iglesia valenciana se rompe la campana, hay que cambiar la vidriera, adecentar los frescos, renovar la cubierta o mejorar la afinación del viejo órgano, el párroco no fía la solución a ningún milagro. Se llama a la Administración y, en multitud de ocasiones, se consigue el dinero para llevar a cabo la obra o financiarla en parte. Una investigación realizada por este periódico en las cuentas de las grandes administraciones de la Comunitat Valenciana revela que, en los últimos doce años, la Generalitat, las tres diputaciones provinciales y la fundación pública de La Llum de les Imatges han invertido al menos 159,5 millones de euros en la restauración de bienes que pertenecen a la Iglesia.

Aunque la cifra real será más elevada —porque aquí no se computan algunas anualidades, disgregadas en diversas partidas, de la mayoría de las instituciones implicadas, ni tampoco se rastrea a los ayuntamientos—, la cantidad obtenida ilustra un hecho revelador: que la Administración valenciana dedicó a bienes eclesiásticos más dinero del que el Consell destinará el próximo año, de forma conjunta, a la construcción y mejora de colegios e institutos (Ciegsa, 128 millones) y al Instituto Valenciano de la Atención a los Discapacitados y Acción Social (26 millones), que gestiona buena parte de las ayudas a la integración. La fundación La Llum de les Imatges, creada por la Generalitat y financiada a través de los presupuestos de la Conselleria de Cultura, es el gran canal para rehabilitar el patrimonio eclesiástico valenciano con dinero público. Creada en 1999, ha invertido 98 millones de euros en las nueve exposiciones realizadas hasta el momento. De ese montante —descontando la inversión en edificios civiles o de propiedad municipal—, la Llum de les Imatges ha gastado 86,1 millones de euros en la restauración del patrimonio eclesiástico valenciano en los últimos doce años.

En cifras, han sido 2.680 obras restauradas (sí, casi 3.000) entre bienes muebles, pinturas, esculturas, orfebrería, tejidos, documentos y patrimonio artístico fijo en los edificios intervenidos, como pinturas al fresco, decoraciones escultóricas, retablos o claves. Pero, sin duda, lo más costoso ha sido la restauración arquitectónica de grandes templos: las catedrales de Valencia, Segorbe, Orihuela o las concatedrales de San Nicolás de Alicante y la de Santa María de Castelló; la Seu de Xàtiva o las iglesias arciprestales de Vila-real y Sant Mateu; el palacio episcopal de Orihuela o la casa abadía de Sant Mateu; y casi una veintena de iglesias importantes (como las de San Juan de la Cruz, San Esteban o San Martín Obispo y San Antonio Abad en el cap i casal), así como monasterios, conventos, ermitas, ermitorios, seminarios y santuarios.

La ayuda de la Generalitat no acaba ahí. Según los datos de la Conselleria de Cultura, su Dirección General de Patrimonio invirtió casi 12,2 millones de euros en la mejora de bienes de titularidad eclesiástica entre 2007 y 2011, y el Institut Valencià de Restauració destinó «aproximadamente 18 millones de euros» en el patrimonio de la Iglesia. Son más de 30 millones de euros en seis años en campanas, pinturas murales, órganos y reparaciones arquitectónicas. El otro departamento autonómico que le paga obras a la Iglesia es la Conselleria de Infraestructuras. Entre 2002 y 2011 subvencionó 25 proyectos con más de 19,7 millones de euros en ayudas.

Diputación: el legado de Giner 
La Generalitat esgrime la calidad histórica-artística del patrimonio rehabilitado y saca pecho por los 3,5 millones de visitas que han recibido las exposiciones de los bienes restaurados por La Llum de les Imatges. Sin embargo, las subvenciones de la Diputación de Valencia concedidas a la Iglesia para que cuide de su patrimonio suelen tener un cariz mucho más prosaico, casi casi de andar por casa. Y nada hay como los ejemplos (extraídos de 2010) para ilustrarlo: 10.000 euros de ayuda para restaurar las campanas de la parroquia de la Santa Cruz de Massamagrell; 4.715 euros para arreglar el reloj del campanario de Sedaví; 30.000 euros para el cambio del techo de la ermita de Sant Vicent Ferrer de Agullent; y, así, hasta 52 proyectos subvencionados por la diputación para restaurar bienes de titularidad eclesiástica (ermitas desacralizadas de propiedad municipal aparte). Todos estos proyectos son englobados en la categoría de «obras de restauración para la conservación de inmuebles de la provincia de Valencia que posean valores históricos, artísticos o de interés local». Se trata de una línea fuertemente impulsada bajo la presidencia de Fernando Giner (cuyas profundas creencias católicas son conocidas) y se ha convertido, en la práctica, en el plan de las iglesias.

De órganos a pinturas 
Desde 2004 a 2010, la diputación ha concedido ayudas económicas por un valor total de 14,1 millones de euros para reparar templos católicos. Contrafuertes que se caen, cubiertas peligrosas, pinturas murales desconchadas, dependencias parroquiales que requieren de ascensor, puertas de iglesia que necesitan un chapado u órganos que no suenan afinados. Para mejorar todos estos bienes, la llamada de la Iglesia ha encontrado la mano caritativa de la diputación. Cada año, entre 2004 y 2010, la institución provincial se ha gastado entre 1,9 y 2,1 millones de euros en estos remiendos eclesiásticos. La única excepción fue en 2010, cuando el tijeretazo recortó la ayuda a 1.267.000 euros. La concesión de ayudas para 2011 todavía no ha sido publicada.

Además, la Diputación de Valencia también cuenta con un «Plan de restauración de bienes muebles». Puesto en marcha en 2004, se subdivide en ayudas a ayuntamientos y en subvenciones a instituciones sin fines de lucro. En esta última vertiente, las iglesias valencianas han obtenido la práctica totalidad de los 2 millones de euros concedidos entre 2004 y 2010 por la diputación a entidades sin ánimos de lucro para adecentar imágenes de santos, altares, andas, cuadros, retablos…

Fin del plan específico de Alicante 
Aunque en menor medida, también las diputaciones de Alicante y Castelló han contribuido a financiar las rehabilitaciones de los bienes de la Iglesia en estos últimos años. En Alicante existía un programa casi específico para ello: «Convocatoria de subvenciones a los ayuntamientos de la provincia para obras de rehabilitación en monumentos de titularidad municipal e iglesias cualquiera que fuera su titularidad».

En este caso, la ayuda económica va a parar siempre al ayuntamiento. Pero el dinero puede invertirse en bienes de titularidad eclesiástica. Es decir: que el ayuntamiento repare la iglesia del pueblo con el dinero de la diputación, es algo muy frecuente. De este modo, la Diputación de Alicante ha destinado casi 3,6 millones de euros entre los años 2001 y 2009 a la restauración de bienes de naturaleza eclesiástica (aunque algunos de ellos, los menos, fueran ermitas desacralizadas o exconventos de propiedad municipal). Reposiciones de pavimento de iglesias, reparaciones de relojes y campanarios, renovación de vidrieras, instalaciones eléctricas para electrificar templos, reformas interiores de sacristías o estabilización de los asientos de la iglesia. Todo ello (y recuperaciones de altares, iluminaciones exteriores del templo, saneamiento de humedades de la iglesia y un largo etcétera) ha sido financiado en las iglesias de Alicante con el dinero de la diputación. Sin embargo, la crisis obligó a suprimir el año pasado esta línea de ayudas públicas para bienes eclesiásticos.

Recorte de gasto en Castelló 
Lo mismo ha ocurrido en la Diputació de Castelló. Allí existía una partida para la «Rehabilitación del Patrimonio Histórico-Artístico de la provincia de Castelló». En la última legislatura 2007-11, «el 70% de ese programa» que superó los 4,2 millones de euros, según cálculos del PSPV, se destinó a rehabilitaciones de la Iglesia. Además, hay que añadir 760.000 euros de convenio singulares que la institución provincial dedicó para recuperar otros inmuebles eclesiásticos, como la iglesia de Sant Vicent de Castelló, la Natividad de Almassora o el convento de las Siervas de Jesús. En total, pues, la Diputación de Castelló destinó unos 3,7 millones a la mejora de bienes de la Iglesia entre 2007 y 2011. Pero también esta partida específica fue eliminada en 2010.

Así pues, ni Castelló ni Alicante conservan ya planes provinciales específicos para restaurar parroquias. Sólo la Diputación de Valencia mantiene la línea de ayudas a los bienes de la Iglesia. Y la Generalitat, que se ha afianzado como mecenas del patrimonio histórico eclesiástico.

"EL INTERÉS CULTURAL Y TURÍSTICO JUSTIFICA LAS AYUDAS PÚBLICAS"

Levante-EMV, 27 de noviembre de 2011
Jaime Sancho, presidente de la la comisión diocesana de patrimonio histórico-artístico del Arzobispado de Valencia, defiende la inversión pública en el patrimonio de la Iglesia.


¿Qué le parece que las administraciones públicas inviertan dinero en la restauración del patrimonio eclesiástico?

Ese patrimonio no sólo tiene una utilidad religiosa, que ya sería suficiente porque la práctica religiosa merece la protección de cualquier actividad social. Pero es que, además, el patrimonio eclesiástico está a la vista y para el disfrute de toda la gente, sea cual sea su religión u opinión. Además, es una promoción de la cultura y el desarrollo de los pueblos. Así lo interpreta la Unión Europea, que da muchos fondos para recuperar patrimonio eclesiástico. Pero no con fines religiosos, sino por interés cultural y turístico, que es lo que justifica las ayudas públicas.  

¿Y por qué la Iglesia no se paga sus obras?

La Iglesia se paga sus obras, íntegramente, cuando se trata de obras nuevas. En la ciudad de Valencia se han construido cinco parroquias recientemente y las han pagado los feligreses sin ninguna subvención. Otra cosa son los edificios históricos, que están protegidos por la ley y que generan grandes gastos en cosas que no sería necesario mantener para el desarrollo de las actividades religiosas. Pero, manteniendo este patrimonio, contribuimos a dar vida al patrimonio cultural de la nación.  

Pero muchas veces no se trata de grandes obras artísticas, sino del campanario o el pavimento de una iglesia.

La mayoría de obras en las iglesias las financia la comunidad parroquial, y sólo una minoría son cofinanciadas (parcialmente) por las administraciones públicas. Pero como en la Iglesia rige el principio de responsabilidad subsidiaria, el arzobispado no tiene centralizadas todas las inversiones de rehabilitación y conservación que hacen las parroquias. Pero ahí se invierte mucho. De hecho, el patrimonio de carácter religioso y sagrado ha sido mucho más conservado que el resto. En cada pueblo había un castillo, un palacio y una iglesia. Los castillos desaparecieron con el final del feudalismo; los palacios se perdieron al extinguirse el estatuto de la nobleza; y las iglesias son las únicas que han pervivido porque sigue en pie una realidad que se llama Iglesia católica. Si la escuela quiere llevar a los niños de un pueblo pequeño a ver arte en directo en su municipio, tendrá que llevarlos a la iglesia local.  

¿Y cree que el nivel de inversión pública es adecuado o debería dedicarse más dinero?

En la recuperación de patrimonio mueble se ha avanzado mucho en los últimos 40 años. Pero en otros países se invierte más que en España. Ahora, con la crisis, las parroquias tienen la prioridad asistencial y hay menos dinero para restauración artística. Pero, ante todo, las comunidades religiosas tienen derecho a recibir ayudas públicas como comunidades sociales que son, como las entidades deportivas, políticas o sociales. La Iglesia tiene una función social que va más allá de la propia fe.

No hay comentarios:

Publicar un comentario