lunes, 11 de marzo de 2013

CARTA AL DEFENSOR DEL LECTOR DE EL PAÍS SOBRE LA URNA DEL CAMPELLO

"Apreciado Sr. Delclos: 

El motivo de dirigirnos a usted en su calidad de Defensor del Lector, es por el hecho de que en la edición de la Comunidad Valenciana de El País del pasado 2 de enero de 2013 se publicó el artículo “Una vasija especial en la trastienda” suscrito por Rubén Esquitino (Alicante). 

En este artículo se daba cuenta de la localización por la Guardia Civil en el almacén de un anticuario de El Campello (Alicante) de un “excepcional” vaso ibérico del siglo II a.C., pintado con escenas en las que intervienen guerreros y fauna salvaje. Narrativa iconográfica que fue interpretada como una “Suidomaquía y en palabras del Técnico de la Conselleria de Cultura, José Luis Simón, “un regalo para el Patrimonio Nacional”. 

La trascendencia mediática de esta recuperación patrimonial produjo el consiguiente revuelo informativo, cuyo paroxismo fue su reproducción ese mismo día por el locutor de TVE Marcos López en la segunda edición del telediario de la 1. Hasta aquí pocas cosas que objetar a la información de El País, si no es cierta perplejidad por el sospechoso estado “exultante” del referido arqueólogo territorial de Alicante, según apuntaba con acierto el propio redactor de la noticia, frente a una objetividad profesional más ecuánime, exigible a los servidores públicos de la administración autonómica competente en materia de patrimonio cultural, en este caso la Conselleria de Cultura de la Generalitat Valenciana. 

En cambio, si quisiéramos reclamar su atención sobre la criticable falta de un deseable seguimiento periodístico en el tiempo de este asunto por parte de El País, dado que en un golpe de efecto posterior otro periódico, en este caso Levante – El Mercantil Valenciano, el pasado 9 de enero libraba una nueva entrega titulada significativamente “Interrogantes sobre el vaso ibero”, donde se recogían las fundadas sospechas de la catedrática de arqueología de la Universidad de Valencia, Carmen Aranegui Gascó, y comisaria de la célebre exposición “Los Iberos. Príncipes de Occidente” (París, Barcelona, Bonn, 1997-1998), de que la supuesta vasija ibérica, pudiera tratarse en realidad de un falso histórico, sobre la base de una “sospechosa mezcla de elementos…”. 

Dudas razonadas, que El País no ha incorporado al relato inicial, ni corregido con posterioridad ante sus lectores, a pesar de su benemérita trayectoria informativa sobre expolios patrimoniales como el de la “Operación Tambora” (2002) o la experiencia del fiasco del pasado verano del falso claustro románico del Mas del Vent de Palamós, permaneciendo en este caso, la verdad publicada inicialmente como una anacrónica foto fija, aún accesible en la versión digital del periódico global en español. 

En conclusión, no se trataría de una corrección de errores sin más, sino de una demandable atención continuada de este tipo de informaciones arqueológicas, sujeta siempre, lógicamente, a los medios humanos disponibles, así como de la siempre necesaria contrastación de la noticia con especialistas acreditados, en aquellos casos que desde el principio arrojen algunas dudas precisamente por su propio formato retórico grandilocuente. 

A la espera de que una reclamación de este tipo, sea atendida por su limitado tiempo, reciba un cordial saludo. 

Plaudite ciues

La respuesta pública del señor Delclós en Revistas científicas y fiabilidad.

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