La Mola d'Agres. Blog de J. Asunción |
Reproducimos dos artículos de Levante-EMV del miércoles pasado que muestran la llegada de los recortes a la arqueología. Recorte es casi un epíteto cuando hablamos de arqueología.
Una vez hecha dejación de la gestión de la arqueología en el marco de la construcción y de las obras públicas..., y hecha la dejación de la arqueología de investigación, se nos ocurre una manera mucho más drástica de seguir ahorrando en los presupuestos: la desaparición de todos los altos cargos y todos los servicios y jefaturas de servicio en relación con la arqueología (y por ende, por qué no a la cultura). Si ya no queda nada que gestionar... ¡Que se jodan! #quesejodan
Remitimos a una lista, no exhaustiva, de entradas en las que hemos hecho alusión directa a este descenso endémico de las partidas destinadas a la arqueología en las presupuestos de la Comunidad Valenciana.
- Arqueología en apuros...
- Medios sin fines o la mística del patrimonio...
- Clades Archaeologica...
- Palos arqueológicos, zanahorias pompeyanas...
- Obras públicas para Dios...
- El patrimonio eclesiástico ¿es sagrado?
Cultura suprime la ayuda a excavaciones arqueológicas de las universidades
Paco Cerdà, Levante-EMV, Miércoles, 11 de julio de 2012
La eliminación de la partida obliga a parar a equipos de la Universitat y motiva el recorte de días y personal en el trabajo de los yacimientos
Aparte de complicar el presente y poner en peligro el futuro, la crisis también está enterrando el pasado. La Conselleria de Cultura ha suprimido por sorpresa la línea de subvención a las universidades públicas para las campañas de excavación arqueológica de verano, una partida que mantenía activa desde hace una década y que había ido menoscabando en los últimos años. Si el curso pasado la Universitat impulsó cuatro proyectos arqueológicos en la Comunitat Valenciana con los 10.500 euros de ayuda de Cultura, este verano algunos equipos de trabajo estarán parados y los otros —que cuentan con financiación externa— recortarán días y personal de excavación por la eliminación de la ayuda pública.
Aparte de complicar el presente y poner en peligro el futuro, la crisis también está enterrando el pasado. La Conselleria de Cultura ha suprimido por sorpresa la línea de subvención a las universidades públicas para las campañas de excavación arqueológica de verano, una partida que mantenía activa desde hace una década y que había ido menoscabando en los últimos años. Si el curso pasado la Universitat impulsó cuatro proyectos arqueológicos en la Comunitat Valenciana con los 10.500 euros de ayuda de Cultura, este verano algunos equipos de trabajo estarán parados y los otros —que cuentan con financiación externa— recortarán días y personal de excavación por la eliminación de la ayuda pública.
Aparte del impacto sobre la investigación y el conocimiento de dichos yacimientos, muchos alumnos de Historia se quedarán sin poder hacer prácticas este verano en yacimientos valencianos.
La subvención de la Conselleria de Cultura, que entre 2004 y 2008 ascendía a 44.000 euros, ha ido cayendo con la crisis: 31.500 euros en 2009; 12.320 euros en 2010; y 10.500 euros en 2011. Para este año había previstos sólo 6.000 euros, pero ni eso: la conselleria ya ha avisado que esa partida no se abonará. Como consecuencia de ello, la institución universitaria dejará huérfano el yacimiento de la Mola de Agres, de la Edad de Bronce; en el Mas d'Is de Penàguila, del Neolítico, sólo tomará unas muestras para analizarlas; y reducirá en comparación al curso pasado las intervenciones en el yacimiento paleolítico de La Cova de les Cendres de Teulada-Moraira y en el asentamiento mesolítico de la Cova de Santa Maira de Castell de Castells.
Tras este recorte, asegura el jefe del Departament de Prehistòria i Arqueologia de la Universitat de València, Carlos Gómez, «se producirá un parón y un retraso en proyectos arqueológicos que llevan muchos años en estudio». Porque la Universitat, alega, «no tiene capacidad para financiarlos». Técnica y legalmente podría financiarlas, indica, como hacen otras universidades europeas. «Pero no tenemos dinero y no podemos suplir la financiación externa», añade Gómez.
Tras confirmar la supresión de la ayuda, fuentes de la Conselleria de Cultura aseguraron ayer que «la intención de la Generalitat es continuar, en la medida de lo posible en las actuales circunstancias, con las numerosas excavaciones arqueológicas que se realizan alrededor de toda la Comunitat Valenciana». Asimismo, afirman que «la voluntad de la Dirección General de Patrimonio es encontrar soluciones, en este caso con las universidades, para continuar desarrollando estas y otras acciones».
Arqueología: ayer, hoy y mañana
Consuelo Mata Parreño*, Levante-EMV, Miércoles 11 de julio de 2012
La Arqueología a duras penas se ha quitado la aureola de actividad buscadora de tesoros, practicada por aventureros y aficionados, que han trasmitido las novelas, las películas y, a veces, los medios de comunicación. Lejos de todo ello la arqueología es una disciplina científica que, hoy en día, requiere una importante formación aunque su ejercicio profesional no esté administrativamente reconocido y regulado.
Y si ustedes se han percatado, he empezado a escribir en pasado. Efectivamente, en 2009 se publicó el último Programa de Actuaciones Arqueológicas y Paleontológicas para ayuntamientos y entidades sin ánimo de lucro (presupuesto total 235.373,77 €) y, desde entonces la Generalitat ha dejado a cero la línea presupuestaria para excavaciones arqueológicas. De manera paralela, también el dinero que recibían las universidades públicas para llevar a cabo sus investigaciones empezó a descender drásticamente. Esas cantidades nunca han sido importantes, no aumentaban año a año, a lo sumo se mantenía la cantidad, lo que en realidad significaba una disminución respecto al IPC. Desde la entrada en vigor del euro, la Universitat de València, por poner un ejemplo, para el programa de excavaciones recibió entre los años 2004 y 2008 44.000 € anuales, que pasaron a 35.100 € en 2009 e iniciaron un vertiginoso descenso desde entonces: 12.320 € en 2010, 10.500 € en 2011 y 6.000 € en 2012. Pero la Conselleria de Turisme, Cultura i Educació ya ha comunicado que la partida de 6.000 € no se va a hacer efectiva.
Como en tantos otros aspectos de la ciencia y la cultura, las políticas «de austeridad» (¿?) están impidiendo acabar investigaciones en marcha (Impotencia), iniciar nuevos proyectos con un mínimo de garantías de continuidad (Desánimo), dar la formación práctica necesaria para el ejercicio de la Arqueología (Desazón) y lo que es peor, si cabe, no existe renovación generacional en los departamentos universitarios (Pesimismo). Y aunque no salgan en los medios de comunicación, también hay arqueólogos/as que han emigrado al extranjero para ejercer su profesión. Incluso a Portugal (Estupefacción).
Consuelo Mata Parreño*, Levante-EMV, Miércoles 11 de julio de 2012
La Arqueología a duras penas se ha quitado la aureola de actividad buscadora de tesoros, practicada por aventureros y aficionados, que han trasmitido las novelas, las películas y, a veces, los medios de comunicación. Lejos de todo ello la arqueología es una disciplina científica que, hoy en día, requiere una importante formación aunque su ejercicio profesional no esté administrativamente reconocido y regulado.
El pasado. El Convenio Europeo para la Protección del Patrimonio
Arqueológico hecho en Londres en 1969 (ratificado por España en 1975)
proponía, entre otras cosas, que las excavaciones debían realizarse por
personas cualificadas. Esto significó, al menos para Europa, el inicio
de la profesionalización de la arqueología mediante el diseño estudios
específicos o incluyendo determinadas materias en las carreras
universitarias de Historia o Historia del Arte.
El presente. La
situación actual de la Arqueología española arranca de la aprobación de
la Ley de Patrimonio Histórico Español en 1985 y las subsiguientes
normas autonómicas. La Ley de Patrimonio Cultural Valenciano se aprobó
en 1998. La protección del patrimonio arqueológico que se deriva de las
leyes estatal y autonómicas (informes de impacto patrimonial y las
consiguientes actuaciones arqueológicas en obras públicas y privadas,
protección de cascos urbanos con restos arqueológicos, etc.) supuso un
aumento progresivo de los trabajos a realizar. Necesariamente se tuvo
que recurrir a profesionales fuera de las instituciones para llevar a
cabo los encargos con el fin de no ralentizar innecesariamente las
construcciones. El boom inmobiliario hizo que efectivamente proliferaran
las empresas de arqueología y los autónomos. Pero junto a esta
Arqueología de gestión, existe otra desarrollada desde museos,
universidades y ayuntamientos –más orientada a la investigación– que se
integra en el llamado Programa de Actuaciones Arqueológicas y
Paleontológicas. En la Comunitat Valenciana, hasta hace tres años, este
programa se financiaba con cargo a los presupuestos públicos y se
canalizaba hacia los ayuntamientos y universidades, pues los museos
provinciales tienen su propio programa de excavaciones. La financiación
de estas campañas siempre ha sido limitada (entre 8000 y 18000 €) a
pesar de tener tres valores añadidos: no dependían del calendario de las
obras a realizar, servían de campos de prácticas para los futuros
profesionales y sus resultados eran mayoritariamente dados a conocer en
forma de publicaciones científicas.
Y si ustedes se han percatado, he empezado a escribir en pasado. Efectivamente, en 2009 se publicó el último Programa de Actuaciones Arqueológicas y Paleontológicas para ayuntamientos y entidades sin ánimo de lucro (presupuesto total 235.373,77 €) y, desde entonces la Generalitat ha dejado a cero la línea presupuestaria para excavaciones arqueológicas. De manera paralela, también el dinero que recibían las universidades públicas para llevar a cabo sus investigaciones empezó a descender drásticamente. Esas cantidades nunca han sido importantes, no aumentaban año a año, a lo sumo se mantenía la cantidad, lo que en realidad significaba una disminución respecto al IPC. Desde la entrada en vigor del euro, la Universitat de València, por poner un ejemplo, para el programa de excavaciones recibió entre los años 2004 y 2008 44.000 € anuales, que pasaron a 35.100 € en 2009 e iniciaron un vertiginoso descenso desde entonces: 12.320 € en 2010, 10.500 € en 2011 y 6.000 € en 2012. Pero la Conselleria de Turisme, Cultura i Educació ya ha comunicado que la partida de 6.000 € no se va a hacer efectiva.
El futuro. Con
estas cifras podemos augurar que el futuro ya está aquí. Ha descendido
drásticamente la actividad arqueológica de gestión (es decir, las que se
hacen por imperativo legal); no hay, desde 2009, Programa de
Actuaciones Arqueológicas y Paleontológicas; el presupuesto para las
universidades valencianas ha quedado drásticamente reducido; ninguna de
las universidades valencianas ha conseguido implantar un grado en
Arqueología para la formación de profesionales; y los postgrados
actuales, de tan sólo un año de duración, apenas pueden suplir los
conocimientos teórico-prácticos básicos que debe tener un arqueólogo.
Las únicas prácticas que el alumnado puede y podrá hacer en los próximos años (cuántos nadie lo sabe) es y será excavando en los almacenes de
los museos.
Como en tantos otros aspectos de la ciencia y la cultura, las políticas «de austeridad» (¿?) están impidiendo acabar investigaciones en marcha (Impotencia), iniciar nuevos proyectos con un mínimo de garantías de continuidad (Desánimo), dar la formación práctica necesaria para el ejercicio de la Arqueología (Desazón) y lo que es peor, si cabe, no existe renovación generacional en los departamentos universitarios (Pesimismo). Y aunque no salgan en los medios de comunicación, también hay arqueólogos/as que han emigrado al extranjero para ejercer su profesión. Incluso a Portugal (Estupefacción).
¡Qué triste panorama!. La visión de Chelo Mata es clara y ajustada a la realidad. Sólo habría que añadir que, a la falta de relevo generacional entre los investigadores de la Universidad, se suma la falta de relevo generacional entre los arqueólogos de gestión. La generación de arqueólogos que hemos estado trabajando en excavaciones de urgencia durante los últimos veinte años, también nos sentimos los últimos. ¿A quién transmitiremos los conocimientos y experiencias que hemos adquirido no sólo en el trabajo de campo, sino en la gestión del patrimonio generado por tantas y tantas excavaciones?. ¿quién nos relevará en este futuro tan incierto?.
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