Ricardo González Villaescusa
Noticia aparecida en Noticias de Ciencia y Tecnología de Apuntes de Ciencia y Tecnología nº 23, Junio 2007, pp. 21-23.
Todos los ingredientes para un buen guión de una película de acción, paisajes exóticos y espías de Hollywood se concitan en la noticia aparecida en la prensa sobre el descubrimiento de la tumba de Herodes. Vaya por delante que esta noticia no llega a la prensa como otras de carácter científico. Normalmente la publicación científica precede a las notas y a las ruedas de prensa. En esta ocasión, salvo error de este redactor, los argumentos científicos no aparecen en ninguna publicación previa. La noticia salta a los medios, lo advertimos desde ya, con claros visos de ser una manipulación al servicio de la geopolítica de una zona caliente del planeta.
Vaya por delante que no compartimos la visión de una arqueología del acontecimiento que vendría a ilustrar los datos referidos por los documentos escritos. Por otro lado, encontrar la sepultura de un rey no deja de ser una realidad de entidad menor que aporta poco conocimiento útil sobre las sociedades del pasado. En otras ocasiones se encontraron sepulturas como la de Filipo de Macedonia que, a pesar de la magnificencia de los restos hallados, para algunos autores todavía no ha podido confirmarse la identidad de Filipo II padre de Alejandro Magno, con los vestigios encontrados en la sepultura.
Los datos
A juzgar por la rueda de prensa dada por Ehud Netzer el director de las excavaciones llevadas a cabo en el Herodio (supuesto palacio mandado construir por Herodes), así como las numerosas noticias recogidas por los diarios en internet, la identificación de la real tumba se basa en haber encontrado un sarcófago que es excepcional En la traducción de la rueda de prensa se afirma “Comenzamos a entender que nos estábamos acercando a nuestra meta cuando encontramos las primeras piezas del sarcófago, dos de las cuales están aquí. Éste es, puedo decir, un sarcófago monumental. Hay sólo uno o dos de su tipo encontrados hasta ahora. No cualquier judío rico o cualquier ciudadano de aquel tiempo podía tener uno para sí. Es de verdad uno de la realeza.” Lo que le permite concluir a Netzer en otros medios de comunicación: “No tengo dudas. Lo que encontramos es la tumba de Herodes”
No queremos negar que sea un sarcófago a juzgar por lo que se ve en las imágenes, que probablemente lo sea, pero aún admitiendo que haya sólo unos pocos ejemplares de estas características, no existen más indicios que puedan confirmar la identidad del propietario y menos que pueda ser el que albergó los restos del último rey de los Judíos. En otros medios que reproducen esta noticia se afirma que la sepultura habría sufrido su destrucción por alguien “que quería romper todo vestigio de su recuerdo” en alusión a que fue un rey impuesto por Roma, poco querido por los judíos de su época por ser considerado un traidor. La fragmentación ayudaría a su identificación. Cabe señalar que los restos arqueológicos suelen encontrarse fragmentados y que no siempre se pueden identificar las fracturas con destrucciones voluntarias. Esta circunstancia también debe ser demostrada por el análisis del registro arqueológico y la noticia no da los elementos de la demostración.
A partir de ese momento el arqueólogo hace entrar en la argumentación los textos del historiador Flavio Josefo en La guerra de los judíos (I, XXXIII, 9) cuando se describe el cortejo fúnebre que precedió al entierro del monarca y cuya traducción española del original en griego dice lo siguiente: “Leído el testamento, levantaron todos grandes voces, dando el parabién a Arquelao, y ellos y el pueblo todo, discurriendo por todas partes, rogaban a Dios que les diese paz, y ellos de su parte también la prometían. De aquí partieron a poner diligencia en la sepultura del rey; celebróla Arquelao tan honradamente como le fue posible; mostró toda su pompa en honrar el enterramiento, y toda su riqueza; porque habíanlo puesto en una cama de oro toda labrada con perlas y piedras preciosas; el estrado guarnecido de púrpura; el cuerpo venía también vestido de púrpura o grana; traía una corona en la cabeza, un cetro real en la mano derecha; alrededor de la cama estaban los hijos y los parientes; después, todos los de su guarda; un escuadrón de gente de Tracia, de alemanes y francos, todos armados y en orden de guerra, iban delante; todos los otros soldados seguían a sus capitanes después muy convenientemente. Quinientos esclavos y libertos traían olores; y así fue llevado el cuerpo camino de doscientos estadios al castillo llamado Herodio [las cursivas son nuestras] y allí fue sepultado, según él mismo había mandado. Este fue el fin de la vida y hechos del rey Herodes”.
Sin embargo, si acudimos a una traducción crítica francesa, también disponible en la red, se puede leer una nota relativa a los doscientos estadios (el estadio es una unidad de medida griega de unos 185 m de distancia) que dice que, según el manuscrito, copia del original, que sea utilizado, se puede leer setenta estadios (13 km) u ocho estadios (1,5 km). Mientras, el Herodio según aparece en el mismo manuscrito líneas más arriba (I, XXI, 10) se encontraba a sesenta estadios de Jerusalén (unos 11,1 km, que coinciden con el yacimiento excavado por Netzer), pero… que el cortejo fúnebre de Herodes partió de Jericó. En otras palabras, no existe una distancia unívoca que una lectura crítica de los textos permita afirmar dónde fue inhumado Herodes. Por añadidura, es más que probable que, siendo descrito el palacio en el texto del historiador Flavio Josefo ["Habiéndose, pues, acordado de la gloria y honra de sus parientes y amigos, no quiso olvidarse de sí mismo, antes quiso que un castillo que está delante de un monte, por el costado de Arabia, muy fuerte y muy guarnecido, se llamase Herodio, según su nombre. Y un edificio que estaba sesenta estadios de Jerusalén…"], si hubiera sido enterrado allí, el historiador lo habría denominado como Herodio y no por una medida de distancia desde Jericó.
¿Dónde?
(
Ver mapa más grande), En realidad la excavación del Herodio se encuentra a 6 km al sureste de Belén, en Cisjordania, zona administrada por Israel desde la guerra de los Seis Días (1967), cuando fue ocupada por el ejército israelí, y motivo de conflicto entre este estado y la Autoridad Nacional Palestina. Las excavaciones del Herodio empiezan tan sólo unos años después (1972) de la anexión bélica de este territorio, dirigidas por Ehud Netzer, un arqueólogo especializado en “yacimientos y artefactos” de los territorios ocupados por Israel según se afirmaba en la versión inglesa de Wikipedia de 2007.
Ver mapa más grande), En realidad la excavación del Herodio se encuentra a 6 km al sureste de Belén, en Cisjordania, zona administrada por Israel desde la guerra de los Seis Días (1967), cuando fue ocupada por el ejército israelí, y motivo de conflicto entre este estado y la Autoridad Nacional Palestina. Las excavaciones del Herodio empiezan tan sólo unos años después (1972) de la anexión bélica de este territorio, dirigidas por Ehud Netzer, un arqueólogo especializado en “yacimientos y artefactos” de los territorios ocupados por Israel según se afirmaba en la versión inglesa de Wikipedia de 2007.
A mediados de los años sesenta codirigió junto a Yigael Yadin las excavaciones de Masada, la ciudad emblemática de la resistencia judía a Roma (nuestra Numancia o la Alesia de los franceses), que fueron financiadas por los grandes capitales judíos y la participación de cientos de voluntarios de todo el mundo. El sitio es el símbolo del inicio de la diáspora, que habría finalizado con la creación del estado de Israel en 1948, y el lugar donde las tropas israelíes juran lealtad al estado de Israel.
Ubicación (punto rojo) de la excavación del Herodio donde se ha encontrado el supuesto sarcófago de Herodes sobre un mapa de Cisjordania de Wikipedia. En verde oscuro se señala las zonas administradas por la Autoridad Palestina, en verde claro las administradas por Israel.
¿Cuándo surge la noticia?
Ocho días después de la publicación del informe Winograd. Las conclusiones provisionales de la comisión de investigación sobre la llamada Segunda guerra del Líbano que acabarán forzando la dimisión, tarde o temprano, del primer ministro de Israel Ehud Olmert, al ser demoledoras con éste, el ministro de Defensa, Amir Peretz, y el que fuera jefe de las Fuerzas Armadas durante el conflicto, el general Dan Halutz
A ello hay que añadir los innecesarios esfuerzos del arqueólogo Ehud Netzer, realizados en sus comparecencias para restaurar la imagen de Herodes, al recordar que pudo no haber protagonizado la matanza de los inocentes que cuenta el Nuevo Testamento o los enormes méritos alcanzados por el rey por una gran labor edílicia (palacios e infraestructuras) para el bien de su pueblo. La labor del arqueólogo podría haber sido crítica y analítica sobre la obra y la función de Herodes al frente de la sociedad judía frente al contacto colonizador del Imperio Romano, sin necesitar entrar en una valoración ética de sus actos. Actos que, por otra parte, admitimos la posibilidad de que no cometiera, aunque sea irrelevante en términos de análisis histórico de la sociedad del momento.
La conclusión es sencilla, es muy probable que nunca veamos publicado este hallazgo en una revista científica de prestigio. Las palabras del ayudante de campo del director de las excavaciones pueden ayudarnos a entender el contexto en que surgen “Sabemos que Herodes fue el último rey de Judea y vivió en un momento crítico para el judaísmo, para el pueblo judío y también para el cristianismo…” ¿Estamos hoy en un momento crítico para el estado de Israel? ¿Son necesarias las cortinas de humo?
Todas las construcciones nacionales han hecho uso de la arqueología para legitimar la construcción del estado. Aunque unas más que otras. En la última edición de la revista La Recherche un artículo sobre una obra reciente relata el interés de los arqueólogos nazis por demostrar la “germanidad” histórica de los vestigios arqueológicos allende el Rhin y que justificarían las tesis pangermanistas que alimentaron la ideología del IIIer Reich y justificarían la invasión de Francia por los alemanes. Ello daría lugar a las extrañas arqueologías del IIIer Reich buscando reliquias como el Arca de la Alianza, o el Santo Grial de las que se da una paródica imagen en la primera y tercera entregas de la saga de Indiana Jones…
Nada nuevo bajo el sol.
Bibliografía
J.P. Legendre, L. Olivier, B. Schnitzler, Des archéologues nazis en France occupée, La Recherche, Junio 2007, núm. 409, 54-57.
J.P. Legendre, L. Olivier, B. Schnitzler (dirs.), L'archéologie nazie en Europe de l'Ouest, In Folio, 2007.
Mapaa De La Esclavitud De LOs Egiipcios! Muuy Interesante El Blog!! :) :) :)
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