jueves, 22 de octubre de 2015

NUEVO LIBRO SOBRE LOS PARCELARIOS MEDIEVALES DE LA EMILIA ROMAÑA POR GÉRARD CHOUQUER

Bandas coaxiales del parcelario de
Bevilacqua y Renazzo en Cento (Italia) © Google Earth
Resumen del libro electrónico en línea y accesible sobre los parcelarios medievales de la región italiana donde se encuentran las "centuriaciones" mejor "conservadas" del antiguo Imperio Romano: la Emilia Romaña.

Gérard Chouquer, Les parcellaires médiévaux d’Émilie et de Romagne (Italie). Centuriations et trames coaxiales. Morphologie et droit agraires, Observatoire des formes du foncier dans le monde France Internationale pour l’Expertise Foncière (FIEF), París, octubre 2015, 330 p.

Libro electrónico editado por France Internationale pour l’Expertise Foncière (FIEF) en su web : Observatoire des formes du foncier dans le monde, 40 av. Hoche 75008 París, octubre, 2015.

Gérard Chouquer
Gérard Chouquer, agregado de historia, antiguo director de investigación del CNRS, hoy es experto del colegio de Geómetras topógrafos y secretario de la asociación France International pour l’Expertise Foncière. Autor de más de 500 contribuciones, incluyendo 20 libros, centra sus investigaciones en la propiedad, el catastro, el parcelario y la colonización. 


Este libro parte de la constatación de la falta de investigaciones sobre los parcelarios medievales de la llanura de la Emilia-Romaña, allí donde la atención se ha visto polarizada por la centuriación romana. En un estudio aparecido en 1981 el autor puso en evidencia tres terrazgos medievales (Massa Lombarda, Castel Guelfo di Bologna et Villafranca di Forli), donde los parcelarios de repartimiento medievales eran fácilmente reconocibles. Esta pista no ha sido retenida por la investigación posterior. Aquella línea de investigación ha sido retomada bajo presupuestos renovados, en el marco de las considerables transformaciones acaecidas en los últimos años, gracias a la disposición en internet de imágenes satelitales, cartografía antigua, artículos y publicaciones.

La obra demuestra la densidad y el carácter formalizado de las divisiones y parcelaciones medievales, en relación con la división, concesión y asignación de tierras. Pero lo hace tras haber consagrado varios capítulos a comprender la naturaleza del problema planteado por la ausencia o incluso el rechazo de la existencia de cualquier planificación agraria medieval que se originan en cuestiones de fondo.

El libro parte de la exposición de las problemáticas suscitadas por historiadores y juristas. En relación con las cuestiones de Historia agraria (capítulo 1), el autor analiza los conceptos de curtis o de fundus, de castrum, de villanueva y de comuna (municipio), nombres claves de la historia medieval italiana. Plenos de excelentes consecuencias, estos conceptos conllevan también aspectos reductores que la obra analiza. Lo que se encuentra ausente es un concepto de colonización agraria que dispersaría el poblamiento en lugar de concentrarlo en las ciudades, desligadas de su desarrollo con el terrazgo agrario, lo que provoca, por el contrario, el recurso exclusivo y excesivo de los conceptos de accentramento, de incastellamento o de inurbamento. Abordando las cuestiones relacionadas con la agrimensura (capítulo 2), el texto describe el cambio de naturaleza de ésta entre la Antigüedad y la alta Edad Media, demostrando que el uso de las nociones fundus, curtis, massa, plebs, castrum, en las actas de los siglos VIII–X, aducen a unidades de referenciación “catastral” y no solamente a explotaciones o a “dominios” económicos. Un texto de la abadía de Nonantola demuestra con precisión cómo los ejes de la centuriación son utilizados como referencias de los terrenos. En cuanto al derecho agrario, el capítulo 3 examina el hecho de que la literatura medieval destaca la gestión de tierras públicas por las grandes instituciones, especialmente la abadía de Nonantola o las iglesias de Rávena, y que las condiciones jurídicas de las concesiones y sub-concesiones permiten discernir un modo específico de gestión. Por último, este capítulo jurídico examina el caso de las partecipanze agrarie, o concesiones colectivas de tierras incultas, especialmente a partir del acto “fundador” de 1058, cuyo texto es traducido y comentado.

La segunda parte enlaza las cuestiones entre epistemología y metodología de la investigación. El capítulo 4 explica por qué la cuestión de los parcelarios medievales ha sido siempre abordada hasta ahora de forma alusiva sin haber pasado nunca a la investigación. Circunstancia que nunca ha permitido desarmar a los críticos, aquellos que rechazan cualquier idea de una planificación agraria en la Edad Media. De ahí la propuesta del autor de pasar de la simple alusión al verdadero análisis.

El capítulo 5 detalla la evolución de la metodología en torno a la reevaluación de la centuriación desde principios de los años 80. Demuestra de qué manera, de forma bastante paralela, los trabajos de los arqueogeógrafos y geoarqueólogos franceses sobre las centuriaciones de Orange y los trabajos de los arqueólogos y geólogos italianos en el Véneto y en Emilia-Romaña han conducido a una misma idea: las centuriaciones se construyen en la diacronía, y las que percibimos en la cartografía o la imagen satélite son, como mucho, medievales y modernas, no directamente antiguas. De donde se concluye una de las intuiciones que se encuentran en el origen de este libro: ¿la firmeza del diseño de la centuriación visible en Emilia-Romaña, no sería la marca de una colonización agraria intensa de época medieval? ¿No habría que poner en relación el hábitat medieval, el de la alta Edad Media, incluso, el de los siglos XIII y XIV, marcado por las villanuevas y villafrancas fortificadas (castrales) y un elevado número de pueblos-calle de roturación y de reparto agrario?

Continuando en el aspecto metodológico, el capítulo 7 aborda la lógica de la hibridación entre la circulación de las aguas de superficie y la construcción de las tramas agrarias. Asienta el hecho de la movilidad de las tramas hidrográficas y subraya el papel que ejerce la centuriación en la regulación de la circulación de las escorrentías por medio de la construcción de una trama de cunetas y canales que transmiten la centuriación medieval aguas abajo, hasta lejos de la llanura, en dirección del Reno y del Po.

La última parte modeliza los parcelarios medievales y aborda los estudios de casos más interesantes o mejor documentados. El capítulo 7 explica la necesidad de desarrollar categorías conceptuales y demuestra que el recurso al análisis de las formas parcelarias contribuye al despliegue y a la redefinición de los conceptos. En el capítulo 8, el autor modeliza la “centuriación medieval” a través de sus funciones: es una trama de caminos, todavía en las actas de los siglos IX–XI se emplea la palabra antigua limes; organiza la roturación; sirve de referencia catastral; sirve de marco al reparto de tierras; permite la regulación de las escorrentías. El capítulo 9 detalla algunos de los estudios más interesantes sobre este tema. El caso de la centuriación de la orilla derecha del Panaro (“Destra Panaro”), en la región de Nonantola y San Giovanni in Persiceto, es extraordinario por la relación que puede hacerse entre las menciones de los textos y las realidades planimétricas. Algunos ejemplos de construcción medieval de la trama centuriada antigua pueden documentarse en los textos medievales. En la centuriación de Lugo, el acento se pone en la relación entre las numerosas fundaciones medievales regulares (villanuevas y pueblos-calle), y la construcción de la trama centuriada.

El capítulo 10 modeliza las tramas coaxiales medievales, no sin antes recordar las circunstancias de este descubrimiento y las vías de su modelización (en Gascuña, España o Italia). En Emilia – Romaña las tramas en bandas coaxiales son una forma parcelaria que se encuentran asociadas a menudo con acontecimientos de colonización agraria; son más numerosas que las formas reticuladas y que las tramas asimétricas, igualmente empleadas en la Edad Media. El último capítulo propone algunos ejemplos de tramas coaxiales: Crevalcore, la zona de Castelfranco-Emilia y San Cesario sul Panaro, Massa Lombarda, Altedo y la Minervese (región de Minerbio), la Medesano (región de Medicina), Castel Guelfo di Bologna, los pueblos-calle de la commune de Cento, Villafranca di Forli.

El libro contiene 115 ilustraciones, la mayor parte de ellas se trata de planos detallados que permiten comprender la tipología y la dinámica de los parcelarios. Comporta una tabla de textos (varios de los cuales, son traducidos), y un amplio índice analítico. Una bibliografía de 160 títulos completa el estudio.

martes, 20 de octubre de 2015

PRONOIA: ISLAS CONTINENTES Y COSTAS

Pintura mural representando Ulises y las sirenas
procedente de Pompeya. © British Museum
Seminario Pronoia: Islas, continentes, costas

CEPAM-UMR 7264 Nice Sophia-Antipolis
seminario 23 octubre 2015
organizado por : Ricardo Gonzalez Villaescusa et Laury-Nuria André


En esta sesión del seminario Pronoia, la cuestión de la  costa será abordada fundamentalmente en sus aspectos conceptuales, de representación y funcionales en el  seno del pensamiento y de la cotidianidad de los antiguos. Si nuestro enfoque contemporáneo de los espacios costeros parece contentarse de una definición geográfica,  como "línea de costa", si el litoral forma parte  integrante de nuestro paisaje cotidiano, siendo  singularizado como espacio autónomo y claramente  identificado, ¿podemos decir lo mismo de la percepción  antigua de estos espacios?

¿El litoral es percibido en las sociedades antiguas como  perteneciente completamente al continente o bien como una fina línea de tierra absorbida por el mar y desgajada de aquél? ¿Existe una diferencia de enfoque entre un litoral continental y un litoral insular? ¿A qué grandes espacios pertenecen cada uno? ¿El litoral es un espacio autónomo, con características propias y una utilidad singular o bien un espacio vacío, una especie de no man's land desprovisto de cualquier ocupación e interés humano?

Para responder a estas cuestiones, deseamos abordar una investigación literaria, histórica y morfológica en torno al léxico costero: qué palabras utilizaron las sociedades de la Antigüedad para designar estos espacios? ¿Estas palabras pueden poner en evidencia las representaciones mentales que aquellas sociedades se formaban del litoral? Con el objetivo de profundizar en esta cuestión, nos gustaría trabajar las representaciones que los textos literarios nos ofrecen pero también las eventuales representaciones iconográficas de estos espacios costeros.

Pero este léxico y sus representaciones artísticas, más o menos ficticias, ¿traducen un experiencia cotidiana o bien proyectan imágenes mentales alejadas de la realidad histórica? ¿Qué morfología reviste la costa en la Antigüedad? ¿Qué podían esperar los antiguos y con qué restricciones contaban? Una investigación arqueológica, morfológica y ecológica nos permitirá cartografiar el litoral a través de la historia e intentar, si es posible cronológicamente, una comparación de datos.

9h30 – Laury-Nuria ANDRÉ y Ricardo GONZALEZ VILLAESCUSA : Présentation du séminaire

10h00 – Fabien BIEVRE-PERRIN : Franchir le fleuve, dans un sens, et puis l’autre (ou pas): Les morts, les vivants et l’eau : axe de circulation, frontière et rivage (Institut de Recherche sur l'Architecture Antique (IRAA - Antenne de Lyon)

10h45 – Pierre SCHNEIDER : La découverte des deltas du Gange et de l’Indus à l’époque hellénistique (UMR Histoire et sources des mondes antiques [Hisoma]   (Maison de l’Orient et de la Méditerranée - Lyon)

11h30 – Laury-Nuria ANDRÉ : Le rivage grec: paysage ou no mans' land antique ? (UMR Histoire et sources des mondes antiques [Hisoma]   (Maison de l’Orient et de la Méditerranée - Lyon)






domingo, 11 de octubre de 2015

TURISMO, GUERRAS Y PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD

Turistas visitan el Machu Picchu. / Martin Mejia (AP)
Reproducimos el artículo de El País que da cuenta del informe elaborado por la UNESCO donde se concluye que el turismo, la mala gestión de los bienes culturales o el urbanismo descontrolado suponen un daño más grave al patrimonio clasificado por el ente internacional que el de las guerras y los fanatismo religiosos. El informe se encuentra en el Sistema de Información sobre el Estado de conservación State of Conservation Information System (SOC) donde se pueden hacer búsquedas avanzadas por países, amenazas, regiones del mundo o propiedad. En el caso de nuestro país se recogen 69 Informes entre los que se incluyen algunos bienes como la Alhambra, la catedral de Burgos, la Biodiversidad y Cultura de Ibiza, el Parque Nacional de Doñana, el Monte Perdido, el Camino de Santiago o la arquitectura de Antonio Gaudí

Un paseo por el menú de la lista de amenazas es altamente instructivo de que no solo de bombas muere el patrimonio.
La urbanización descontrolada o el cambio climático ponen en riesgo los monumentos de una forma más lenta pero más constante

Rut de las Heras Bretín, El País, 11 de octubre de 2015

La negra lista de la barbarie está en lamentable y constante aumento: el arco de triunfo de Palmira, el templo de Baal -también en la ciudad Siria-, los iraquís museo de Mosul y esfinges de Nínive... Ejemplos recientes de la sinrazón de los ataques contra el Patrimonio Humanidad. La directora general de la Unesco, Irina Bokova, ha calificado como “intolerable” la destrucción de Palmira: “Cada uno de los ataques recientes nos insta a compartir todavía más el patrimonio de la humanidad, en los museos, las escuelas, la prensa, el hogar…”.

Sin embargo, las guerras no son el único, ni el principal factor que pone en peligro estos y otros lugares con excepcional valor histórico, artístico, arqueológico o arquitectónico. De los 802 sitios que forman la lista de patrimonio cultural de la humanidad, actualmente hay 30 que están en peligro. Antes de incluir a cualquier monumento o ciudad en este listado la Unesco realiza exhaustivos análisis sobre el estado de conservación. El documento que recoge las valoraciones de estos informes desde 1979 a 2013 concluye que los factores que más perjudican a los sitios patrimoniales son la mala gestión institucional: el desarrollo urbano descontrolado, las intervenciones y el uso inadecuado –como la sobreexplotación turística, este impacto ha pasado de un 8% de lugares afectados en 1985 a un 75% en 2013–, y otras intervenciones de la mano del hombre entre las que se encuentran, por ejemplo, los ritos religiosos, el vandalismo y los conflictos bélicos aunque estadísticamente en un porcentaje “insignificante”. Hasta 2013, los lugares destruidos por un ataque deliberado contra ellos habían sido 44. En la memoria colectiva se encuentra el hueco que los talibanes dejaron tras la destrucción de los colosales budas de Bamiyán (2001).

Hay cantidad de ejemplos de que el hombre continúa siendo un lobo para el hombre, para su historia y sus raíces. En la actualidad, la mayoría se encuentran en África y en Oriente Próximo, pero no solo ahí. Los edificios del puerto de Liverpool (Reino Unido), lugar desde donde partiría el submarino protagonista de la canción de los Beatles (aunque no oficialmente, el patrimonio inmaterial más importante de la ciudad inglesa) son patrimonio de la humanidad desde 2004. Fue uno de los centros más importantes de comercio marítimo en los siglos XVIII y XIX. En 2012 pasó a considerarse patrimonio en peligro por un proyecto en los muelles históricos que ampliará el centro de la ciudad, alterará el skyline, fragmentará y aislará –al menos de manera visual– las diferentes zonas del puerto. Ese mismo año también se deliberó sobre la torre Pelli en Sevilla. Un asunto que ha estado sobre la mesa en distintas ocasiones ya que se consideraba que el impacto visual de los 178 metros del edificio construido junto a la isla de la Cartuja afectaría a la catedral, los Reales Alcázares y el Archivo de Indias, el triángulo sevillano patrimonio de la humanidad. Finalmente se concluyó que “se evitarían desarrollos similares en el futuro de la ciudad hispalense”.

La condición de sitio protegido por la Unesco no impide todas las intervenciones, las estudia y si no perjudican perennemente al lugar se pueden permitir. Aunque no siempre estas actuaciones llegan a ser valoradas por el ICOMOS (Consejo Internacional de Monumentos y Sitios Históricos). Así, el pasado marzo la movilización ciudadana hizo que los organizadores del World Padel Tour retiraran la solicitud de realizar la competición en el anfiteatro romano de Mérida. Nada más saltar a la palestra la intención de realizar un torneo de padel en el edificio emeritense de 2.000 años de antigüedad, los grupos municipales de la oposición dieron la voz de alarma y distintas plataformas ciudadanas pidieron que no se llevara a cabo. Esto hizo que los organizadores echaran atrás su intención de celebrar allí el campeonato, incluso antes de que el comité de valoración diera su veredicto. La Unesco reconoce que si las intervenciones causan el menor impacto en los sitios y, sobre todo, si son reversibles se pueden utilizar. No son lugares vetados, son lugares protegidos y lo ideal es conciliar su desarrollo humano y económico con su conservación. Esto se debería tener en cuenta en sitios como el macizo de Machu Picchu (Perú), patrimonio de la humanidad desde 1983, en el que la sobreexplotación turística puede llegar a ponerlo en peligro. “Tiene exceso de visitantes en comparación con lo que puede absorver. Hay riesgo de deslizamientos de terreno”, explica Lucía Iglesias, miembro de sector de Relaciones Exteriores e Información Pública de la Unesco. “Hay que buscar vías de equilibrio para que esto no ocurra”. Como limitar las actividades que pueden realizar los visitantes, en las isla de Capri (Italia) están prohibidos los autobuses no residentes.

En el templo de Abu Simbel (Egipto), las autoridades decidieron modificar el entorno para soportar el impacto de las hordas de turistas que atascaban las carreteras de acceso y cuya respiración dentro del santuario -de más de 3.000 años- aumentaba la humedad y la concentración de dióxido de carbono facilitaba la formación de depósitos salinos en los muros. Para resolver los problemas de tráfico, se instauró la circulación en una sola dirección y para reducir la humedad y temperatura en la cámara funeraria se instaló un sistema de ventilación, creando así un oxímoron fruto de las necesidades actuales. Sergio Sánchez del Moral, investigador del CSIC y jefe del departamento de Geología del Museo de Ciencias Naturales de Madrid, explica que en el patrimonio que se encuentra en medios subterráneos el impacto de las visitas es mucho mayor ya que sin ellas, en condiciones naturales, son ambientes muy estables.
Turistas dentro del templo de Abu Simbel.
© Mohamed Abd El Ghany / Reuter (REUTERS)


Potosí, la ciudad boliviana cuyo nombre es sinónimo de riqueza extraordinaria, está hoy lejos del estado que le dio ese significado. En el siglo XVI era un gran complejo industrial, el suministrador de plata del imperio español, materia prima del “dólar de la época”, los ocho reales –modelo del dólar estadounidense actual–. Iglesias compara las instalaciones, que siguen siendo explotadas hasta la extenuación, con un queso gruyère, lo que pone en peligro tanto el lugar como los que lo trabajan por riesgo de derrumbe. Esta sobreexplotación llevó a Potosí a entrar en la lista de patrimonio en peligro en 2014 debido a su actividad minera incontrolada y la insta a buscar otras maneras de desarrollo económico.

Contra las catástrofes naturales es más difícil combatir y son otros de los motivos por los que un lugar puede entrar en la lista de patrimonio en peligro. La ciudad de Bam (Irán) sufrió un terremoto en diciembre de 2003 que dejó en nada sus construcciones de adobe. Seis meses más tarde, entró, a la vez, en la lista de patrimonio mundial y en la lista de patrimonio en peligro. Así, un grupo de expertos evaluó los daños y se pusieran manos a la obra en la reconstrucción de la ciudadela, una de las muestras más perfectas y mejor conservadas de la arquitectura en adobe del mundo. Como la peruana Chan Chan, una ciudad precolombina de adobe -anterior al imperio Inca-, que por la fragilidad del material, la dificultad de su estabilización por las condiciones climáticas extremas -la zona ha sufrido un aumento de lluvias por el fenómeno el Niño- y se ha elevado el nivel de aguas subterráneas, unidas a los insuficientes recursos destinados a su conservación se ve abocada a permanecer en la lista de riesgo. En los últimos años el cambio climático no solo está afectando al patrimonio natural, también al cultural. La desertificación, las inundaciones, los cambios de humedad y de temperatura, así como los cambios de flora y de faunia afectan a los materiales de construcción.

El caso contrario al seísmo de Bam es el ocurrido tras el terremoto en Nepal el pasado 25 de abril. El patrimonio de Katmandú quedó reducido a escombros, pero el Gobierno nepalí no quiso que se les incluyera en el listado de patrimonio en peligro. Fueron técnicos a valorar los daños, pero no están incluidos. Hay países que asocian este listado con un castigo y “el espíritu de la convención no es tal”, insiste Iglesias. La lista en peligro no es una sanción, es una oportunidad, sirve, entre otras cosas, para movilizar efectivos y fondos, no solamente económicos y no solamente de la Unesco. No es una lista negra, es una lista ámbar que indica “¡ojo!, precaución”.

El puente que desunió

El único lugar que ha salido de la lista de Patrimonio Cultural de la Humanidad ha sido el Valle del Elba en Dresde (Alemania), 18 kilómetros de palacios, praderas, pueblos, el centro de la ciudad con monumentos de los siglos XVI a XX. Fue incluido en la lista de Patrimonio mundial en 2004 pero el Ayuntamiento de la ciudad sajona tenía planeado levantar un puente que uniera las dos orillas del río, una autopista que repercutiría en la integridad del paisaje. En 2005 se convocó un referéndum para que los ciudadanos decidieran y la mayoría votó a favor de la construcción. Aun así, se detuvo por la intervención de la Unesco. En 2006 este sitio entró en la lista de Patrimonio en peligro para perder definitivamente en 2009 la distinción de Patrimonio de la Humanidad y ganar una vía que aligeraba el congestionado tráfico de la ciudad.

Es la segunda vez que esto ocurría, la primera fue en Omán, cuando el Estado decidió reducir el 90% del espacio del Santuario de Oryx árabe, una zona con un ecosistema único, lo que le hizo salir del listado de Patrimonio Natural de la Humanidad.