miércoles, 27 de abril de 2011

¿REINOS DE TAIFAS?

Vestigios islámicos de Onda
Josep Vicent Lerma
Ricardo González Villaescusa

Levante-EMV, Domingo 24 de abril de 2011

Tras algunos años de alejamiento de la dinámica congresual al uso, como la ciencia arqueológica andalusí, sometida al sueño de los justos entre nosotros, la celebración del simposio «Los palacios como expresión del poder: los modelos andalusíes y su pervivencia» en Onda (Castelló), 29 de abril al 1 de mayo, nos lleva casi ineluctablemente a parafrasear aquí la obra de Juan Goytisolo de 1986.

En las jornadas organizadas por el Laboratorio de Arqueología y Arquitectura de la Ciudad (LAAC) de Granada (CSIC) y el Ayuntamiento de Onda, diserta una florida panoplia de investigadores y cuenta con una nutrida corte de invitados, muchos de ellos vinculados durante décadas a las tierras valencianas del antiguo Sharq andalusí, entre los que hemos venido disponiendo de silla en platea. Ni siquiera se echa a faltar al sabio referente de nuestro pasado árabe Pierre Guichard.

Pongamos, pues, sosiego en la tesitura de un tema de «moda», como es el de «el palacio taifa de la Alcazaba de Onda» (sic). Pese a que ya se sabe que las palabras y su semántica las carga el diablo, ninguna sombra de duda cabe albergar de la entidad histórica del hisn de Onda en los siglos de al-Andalus, pues ya aparece citado en los itinerarios de al-Udri (1003-1085). Este emplazamiento rural únicamente tendría un momento de especial expansión casi rayano en lo urbano, durante la última centuria antes de la conquista por Jaume I de Aragón. Tal panorama queda acreditado en los trabajos de los años ochenta del pasado siglo de arqueólogos como André Bazzana, en cuya enciclopédica Maisons d´Al-Andalus: habitat médiévale et structures du peuplement dans l´Espagne orientale (1992), solamente le atribuye la consideración de pequeño centro regional, siempre bajo la tutela de la única auténtica madina urbana de la Plana, Borriana. Es, asimismo, significativa su omisión en el estado de la cuestión «Diez años de Arqueología Medieval Valenciana», que el ínclito Rafael Azuar presentaría en las Jornades d´Arqueologia Valenciana de L´Alfàs del Pi de 1994.

Alberca de pluviales del yacimiento de Onda
Precisamente es el rescoldo de una reciente visita de uno de nosotros a este «Castell de les Tres-centes Torres», con la amable compañía de quienes durante 25 años han excavado, aunque sujetos a los avatares de las subvenciones públicas, el conjunto de la fortaleza y especialmente, el reducto del castillo campesino musulmán, el que nos invita a adentrarnos en su problemática arquitectónica de atrezzo impecable, aunque sobrevenida, al fin y a la postre. Allí, los restos exhumados en la cima permiten vislumbrar, más allá del aspecto de las mamposterías consolidadas, que se trata de un conjunto arqueológico particularmente interesante, en tanto proporciona un punto de partida para tratar de un abanico de cuestiones relacionadas con las actividades de aquellos viejos asentamientos rústicos, que en el crepúsculo del poder andalusí en nuestras tierras, manifiestan persistentes síntomas de vida urbana, por más que otros «waypoints» del GPS no serían menos idóneos para ello.

En el que algunos consideran inédito complejo residencial áulico taifa, en la islámica Unda, nos parece reconocer en realidad un conjunto de fortificaciones que en ningún caso situaríamos por su morfología con anterioridad a los últimos estertores del siglo XI. En la estimulante planta del recinto de la alcazaba los modelos previos de inspiración no deberían buscarse en remotos desiertos ni en tierras lejanas, en las que se alzaron palacios omeyas como el de Mshatta (Jordania), ni siquiera deberían pesar más que el hecho fehaciente de materiales constructivos del país, con texturas y aparejos de un típico recinto rectangular cambiante, con lienzos y torres redondas que refuerzan los ángulos y jalonan las cortinas murarias con el ritmo habitual en muchas otras fortalezas andalusíes.

Un trazado inteligente, unas fábricas y unas texturas que parecen encontrarse tan lejos de la Aljafería de Zaragoza, complejo palacial y sede excelente del poder de la dinastía de los hudíes, como tan cerca del yacimiento de Almiserat (Vall de Gallinera, Pego), con improntas de posible origen califal. La antigüedad relativa de la traza de algunos de los paramentos parece atestiguada por los vestigios exhumados durante el minucioso proceso arqueológico. En cambio, la formulación del muro de cierre de la alcazaba, trufado de torreones, no debería convertirse en argumento insoslayable, para establecer paralelismos con reputadas cercas palatinas.

En el interior de la qasba de Onda, la casa solariega dominante pertenecería a un periodo que, en nuestra posición de visitante accidental y sobre la base de nuestros propios conocimientos de casas islámicas de este momento en las urbes de Dénia, Alzira o Valencia, como las nobiliarias de l´Almoina o de la plaza del marqués de Busianos, situaríamos entre el último tercio del siglo XII y el primero del XIII. Quedan bien patentes en Onda los vestigios de algo que definiríamos como una mansión, de patio porticado con andén perimetral, crucero y alberca en uno de sus flancos, que aprovecha toda la superficie disponible en el recinto superior. Una vivienda, una gran casa sin duda, con soluciones similares a las que se hallan en algunos enclaves de la «madina Balansiya» como los antes citados, o en la terraza superior de la medina de Xàtiva, en el Bellveret.

Por consiguiente, en tanto la deseable publicación científica no disipe toda duda con argumentos de mayor enjundia que los genéricos del estilo de lo «más antiguo» y/o «más grande», nuestra visura sobre Unda es la de un pródigo hisn, con un proceso de fortificación en unas fechas ajenas al fulgor de las primeras taifas (circa 1.100 A.D.). Un siglo más tarde, el espacio de la acrópolis sería ocupado por una emblemática edificación, sin duda vinculada a un destacado gobernante como, por qué no, el propio Zayyan ibn Mardanish, señor de este castillo. Un espacio relicto, topográficamente excelente, en cuyo seno se construyó una diáfana casa nobiliaria. Con alcobas y departamentos ampulosos, aunque carentes de testimonio alguno de ornato excepcional, más allá de estucados a la almagra y amplios pórticos y donde los ulteriores contextos de abandono, no sugieren mayores propuestas de reconstrucción antes de la conquista feudal, ni en nuestra opinión siquiera autorizan ensoñaciones palatinas necesariamente más vetustas.

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sábado, 23 de abril de 2011

WIKILEAKS & ARQUEOLOGÍA

En la anterior entrada utilizábamos WikiLeaks de forma figurada haciendo alusión a los aspectos diplomático-nacionales que tienen que ver con la arqueología y el patrimonio. 

Nos ha picado la curiosidad y con la certeza de que tenían que haber auténticos cables relacionados con estos temas nos hemos topado con el estupendo blog Digging Digitally que tiene una entrada íntegra a WikiLeaks & Archaeology del 8 de diciembre de 2010. En estos cables descubrimos, sin excesiva sorpresa, la "financiación" de la guerra de Irak gracias a algunos de los saqueos del patrimonio irakí. O el jugoso cable en el que en una conversación entre el embajador de los USA, y el entonces ministro de Cultura español, César Antonio Molina, el primero intentaba poner en relación los procesos judiciales sobre el galeón español "Nuestra Señora de las Mercedes", y la empresa "Odyssey Marine Explorations" por el tesoro "Black Swan" que transportaba antes de su naufragio y los intentos de recuperar una pintura de Pisarro por parte de un ciudadano norteamericano.

Insistiendo en la anterior entrada, se puede aplicar punto por punto todos los extremos referidos en ella: pieza ausente de la soberanía de un país, Perú como tercer país en liza, (véase Tesoro peruano causa disputa entre usa y españa), junto a una empresa estadounidense y al estado español.

jueves, 21 de abril de 2011

LOS WIKILEAKS DE LA ARQUEOLOGÍA

Contraportada del libro de J. P. Payot

Ricardo González Villaescusa


El 17 de octubre de 2010 dábamos cuenta del libro La Guerre des Ruines del que ahora publicamos una reseña.

Jean-Pierre Payot, La guerre des ruines. Archéologie et géopolitique, Paris, Choiseul, 2010, 518 páginas.

El autor nos sumerge a través de una gran variedad de ejemplos bien documentados en los entresijos de la relación existente entre la arqueología y su corolario (las ruinas, los restos, los objetos...) y el territorio como soporte de la identidad nacional.

Se trata de la construcción de la historia de un territorio, de una nación, desde el suelo; de una reconstrucción estratigráfica de las identidades inscritas en los territorios. La arqueología supone el lazo entre la historia, el pasado y la patrimonialización, o lo que es lo mismo, ese mismo pasado erigido en símbolo de la memoria colectiva de un pueblo, de una nación que, por medio de un acto político, considera los restos dignos de conservación para las generaciones futuras. Es la fábrica del “derecho histórico”. El libro es el relato de la instrumentalización de una ciencia que, como recuerda P. Bordieu para las ciencias sociales en general, es demasiado importante, son demasiado acuciantes para la vida social y el orden simbólico, como para concederles el mismo grado de autonomía que a otras ciencias o como para otorgarles el monopolio de la producción de la verdad[1].

Memoria y arqueología

Si el espacio[2], como la nación, son construcciones sociales, no lo es menos el pasado. Olvido y memoria, anverso y reverso de la misma moneda, son el epicentro de estas construcciones. Se trata de aprovecharse del prestigio del pasado. Pero, mientras las fuentes escritas de la historia, apoyan estas construcciones, los vestigios, la materialidad, que ofrecen las ruinas y la arqueología como método privilegiado para su interpretación, proponen pruebas “inatacables” bien enraizadas en la tierra. P. Ricœur nos recuerda que "es la relación entre significación fenomenológica de la imagen-recuerdo y la materialidad de la huella (...) [la huella] tiene valor de signo: para pensar la huella hay que pensarla a la vez como efecto presente y como signo de su causa ausente[3]. Esa es la plusvalía de los testimonios materiales en relación con las fuentes escritas.

La construcción nacional y la integridad del territorio

Vercingetorix
Ese enraizamiento de los restos concede a la arqueología una ventaja mayor en la construcción social del espacio del que hablábamos: el desafío consiste en probar la primacía de la ocupación del espacio, nos dice el autor. La excavación y la ruina aportan un corpus de pruebas a un “derecho histórico” sobre el espacio.
Hermannsdenkmal

Desde los primeros capítulos el autor nos muestra que, desde los siglos XIX y XX, la arqueología contribuyó al nacimiento de la nación y del territorio, a la génesis de un espacio de soberanía validado por la arqueología. Un marco ideológico, el nacionalismo, avalado por una “ciencia” en una época en la que impera el positivismo. Desde la batalla de Alesia y Vercingetorix con la estatua del jefe galo (1866 con Napoleón III) para Francia, pasando por la gigantesca estatua de Arminius -Hermannsdenkmal-  (terminada en 1875 gracias a la financiación de la Alemania de Bismarck) y la clades variana, hasta la estatua de Boduognat en Amberes (1861 con el primer rey de los Belgas, Leopoldo I), así como el reciente descubrimiento del "tesoro de Ambiorix, rey de los Eburones"[4] en Beringen, Don Pelayo  y España… La lista es interminable.

Boduognat en Amberes
En este ambiente cultural, la arqueología, la "más nacional de todas las ciencias" y una de las profesiones que más ha contribuido al pluriempleo en los servicios secretos, cristalizaría en una corriente en la que convergían etnia, territorio y cultura arqueológica, las tesis de Gustaf Kossina (1858-1931). El concepto de mosaico de culturas (Kultur-Gruppe) y la Siedlungsarchäologie, el embrión de lo que hoy llamamos arqueología espacial, asociando espacio, territorio y artefactos. Aunque hoy en día esas teorías se encuentran muy lejos de las prácticas explícitas de los arqueólogos, al menos en su expresión políticamente correcta, la instrumentalización de los trabajos arqueológicos de que trata el libro encuentra sus fuentes de inspiración en ese fondo teórico. 

Estatua de Ambiorix en Tongres
Pues, como demuestra J. P. Payot ¿no obtienen todos los actores de la arqueología su interés recompensado en todos aquellos conflictos territoriales que basan su argumentación en la arqueología? ¿Los indígenas americanos y la extrema derecha americana, en el hallazgo del hombre de Kennewick en Washington? ¿Los arqueólogos y la Federación Rusa de la mano del ultranacionalismo ruso en torno a la ciudad de Arkaim al sur de los Urales y al norte de la frontera de Kazakstán? ¿El gobierno turco borrando el pasado ortodoxo y cristiano del suelo de Chipre? ¿Los griegos reclamando los frisos del Partenón? ¿El conflicto indo-musulmán de Ayodhya en torno al templo hindú y la mezquita? ¿El retorno a Etiopía del obelisco de Akxum llevado a Roma por Mussolini...?

Estatua de Pelayo en Covadonga
En el capítulo L'archéologie du divin se despliega un abanico de ejemplos sobre la interrelación entre religión y geopolítica. La arqueología del estado de Israel al servicio de la primacía de la presencia judía en Palestina, que no es otra cosa que la cuestión del control del territorio y su legitimación. Del otro lado, del de la autoridad Palestina, el mismo recurso a la arqueología como argumento cuando se lee que Y. Arafat replicaba que las excavaciones realizadas no permitían defender la evidencia de la gran ciudad de Jerusalén del relato bíblico y que en época del rey David sólo sería una aldea. Continúa el autor con los conflictos en torno a las excavaciones realizadas en la mezquita de al-Aqsa en 2007 y los intentos de judaizar Jerusalén y otros ejemplos, a los que añadiríamos el de la sepultura de Herodes encontrada por el arqueólogo Ehud Netzer en el corazón de los territorios ocupados[5].

Las piezas ausentes de la soberanía

Los objetos reclamados se convierten para J. P. Payot en las piezas ausentes de la soberanía ejercida sobre un territorio. El ejemplo más conocido es el de los frisos del Partenón, pero el autor nos cuenta también el del obelisco de Akxum, el del tesoro de Troya (con Turquía, Alemania y Rusia en liza), entre otros. Normalmente se trata de objetos sustraídos en el período colonial y que, tras la descolonización, los nuevos países intentan "completar las piezas ausentes de la panoplia simbólica de la soberanía (...) un material de soberanía que afecta, por su fuerza identitaria y su impronta territorial, al control simbólico de un territorio" (p. 71). Como afirma el autor, los estados concernidos no pueden renunciar a los vestigios que reclaman pero el rechazo de las antiguas potencias revela una posición neocolonial sobre sus antiguas colonias. ¿No es precisamente una prueba de esa diferente relación la nueva actitud de China en relación con los objetos sustraídos en el palacio imperial de verano y su nueva posición en el tablero de la geopolítica mundial?

¿Y en Francia?

En el último capítulo el autor aborda un tema que no consigue redondear como los anteriores. Es probable que sea temprano para abordar un sujeto tan delicado y reciente como el de los desafíos geopolíticos de la arqueología preventiva, lo cual merecería una investigación y una publicación por sí mismas. De todas formas, el autor anuncia explicaciones sugerentes. Sobre el origen de la arqueología en Francia y la opción liberal en que prevalecerá el derecho a la propiedad privada, la tardía implantación de un control sobre la actividad arqueológica, solamente a partir de la existencia de un régimen fuerte como el de Vichy y la consiguiente ley Carcopino...

Pero, aunque incompleto y apenas esbozado, lo que parece más interesante son las cinco páginas dedicadas a la arqueología preventiva hoy. El autor ubica la arqueología que representa la mayor parte de las intervenciones arqueológicas en Francia, la preventiva, en los desafíos de la geopolítica pues el territorio se ve inmerso en una relación de fuerza sobre la utilización del territorio, entre los promotores, privados o públicos, y los arqueólogos que intentan devolver de forma "inteligible la memoria del territorio" à la sociedad. Existe, pues, una legítima reivindicación de los distintos actores a actuar sobre el territorio, haciendo de nuestra ciencia, una "ciencia sensible". Como se ha dicho, el autor apenas se adentra en los problemas de la arqueología hoy y en suelo nacional pero algún día habrá que detenerse en detalle en este tema candente.

En síntesis, se trata de un libro que tiene el mérito de poner en valor un aspecto que, aunque conocido  del público especializado, es formalizado y enriquecido con plenitud de detalles (excesivos por momentos y que poco aportan en ocasiones a la tesis central). Hay que señalar que bajo la misma etiqueta enjeu géopolitique "objetivo geopolítico" el autor incluye  todos los ejemplos y sería recomendable que hubiera jerarquizado esos objetivos geopolíticos pues todos no representan la misma consecuencia política y los mismos planteamientos por parte de los diferentes actores implicados. Por otra parte, en ocasiones se observa cierta confusión entre los conceptos, pues si bien arqueología, ruinas, excavaciones, objetos, monumentos y patrimonio son, a veces,  equivalentes, no siempre es así. 
 
Si, como afirma A. Micaud[6], el patrimonio no existe en sí, y solamente una decisión política, colegiada y desde instancias con poder decisorio, selecciona qué merece ser protegido y qué merece ser conservado para las generaciones futuras. Al lado de las ruinas destacadas por esa decisión, el mismo poder puede olvidar otras que no interesa "patrimonializar" a causa de su significación de éstas en el territorio. Por otra parte, los "vertederos" de la historia, las fosas comunes de las carnicerías de las recientes guerras que necesitan de los métodos y técnicas propias de la arqueología no siempre son cuestiones relacionadas con un problema de soberanía territorial o, siquiera patrimonial, sino con un “deber de memoria” como dicen los franceses o con la “recuperación de la memoria” como decimos en nuestro país. Al contrario, las excavaciones de las fosas de ajusticiamientos arbitrarios poco tienen que ver con la aspectos territoriales sino que pretenden acabar con la confusión de la soberanía de un estado nación y la soberanía democrática de un pueblo. Como afirma M. Cuillerai[7], la relación entre historicismo y nacionalismo "ya no permite volver a una identidad que se constituye a partir de la historia nacional".

En definitiva, un libro que abre una nueva temática de investigación.


[1] P. Bourdieu, El oficio de científico. Ciencia de la ciencia y reflexividad, Barcelona, Anagrama, 2003.
[2] M. Lussault, L'Homme spatial. La construction sociale de l'espace humain, Paris, 2007.
[3] P. Ricœur, La mémoire, l'histoire, l'oubli, Paris, 2000.
[4] E. Warmenbol, La Belgique gauloise. Mythes et archéologies, Bruxelles, 2010.
[5] R. González Villaescusa, La tumba de herodes, el santo grial y el arca de la alianza,  Apuntes de Ciencia y Tecnología nº 23, junio 2007, p. 21-23.
[6] A. Micaud, La patrimonialisation ou comment redire ce qui nous relie (un point de vue sociologique), in Réinventer le patrimoine. De la culture à l’économie, une nouvelle pensée du patrimoine ? L’Harmattan, Paris, 2004, p. 81-96.
[7] M. Cuillerai, L'irreconcilié: histoire critique aux marges de l'amnistie, in S. Wahnich, (dir.). Une histoire politique de l'amnistie, Paris, 2007, 103.

domingo, 10 de abril de 2011

SOBRE LA PIEDRA DESNUDA


En la anterior noticia reproducíamos un artículo aparecido en el Diario de Córdoba del catedrático de arqueología de la Universidad de Córdoba, Desiderio Vaquerizo. No es una costumbre generalizada en nuestro blog el reproducir artículos de prensa sin más pero creemos que es una excelente ocasión para dar a conocer un libro de la catedrática Andreina Ricci de la Università degli Studi di Roma Tor Vergata del que nos encontramos preparando una edición en castellano y que confluye con alguna de las ideas expresadas en el texto del profesor Vaquerizo. 

El libro presenta las difíciles relaciones entre arqueología, ciudad, arqueólogos, urbanismo, sociedad, identidad, y, todo eso, nada menos que... ¡en Roma! Presentamos aquí una traducción de la sinopsis de contraportada y del índice y en breve presentaremos una reseña. Al frente del CESTER, el Centro Interdipartimentale per lo Studio delle Trasformazioni del Territorio, la profesora Ricci  ha hecho posible sacar la arqueología romana fuera de los foros, Fuori dai Fori, a los suburbios de la Roma actual y de la antigua Roma trascendiendo la monumentalidad y la arqueología contemplativa para proponernos una arqueología participativa en íntima relación con el tejido social.

 
Andreina Ricci, Attorno alla nuda pietra. Archeologia e città tra identità e progetto, Interventi Donzelli, Roma, 2006. 159 páginas (167 x 112 mm). Sobre la piedra desnuda. Arqueología y ciudad entre identidad y proyecto.


Ruinas, lugares, identidad, tomando Roma como referencia, este ensayo contiene una densa trama de reflexiones controvertidas en torno al uso público de los restos arqueológicos urbanos. Descodificando afirmaciones tradicionales, indaga sobre los nexos existentes entre bienes culturales e identidad colectiva en la  actual área metropolitana de la ciudad. Se pone en entredicho no solo el trabajo del arqueólogo sino también el de todos aquellos que se ocupan del patrimonio arqueológico urbano. Se propone no solo encontrar el equilibrio entre investigación y  salvaguarda  del patrimonio de las necesidades de transformación urbana, sino también, y sobre todo, nuevas propuestas que fomenten la participación activa de los ciudadanos en la comprensión  de su pasado y en la configuración de su territorio, en la construcción de su identidad colectiva, cada vez más variopinta y diferenciada.






Indice

Una nueva aria
    Ruinas en los parques y ruinas imaginarias
    Arqueología y uso público de la historia
    Aislamiento de los monumentos y religión de la política
    El futuro se separa del pasado

Difícil herencia
    Centro histórico y ciudad nueva
    Los recintos de la memoria
    Un paréntesis sobre los "residuos"
    Memoria y lugares
    Nuevos aislamientos
    Religión de la política/culto de lo antiguo
    Restos indescifrables
    Autoctonía romana
    Autoctonía y "familiaridad"
    Identidad: ¿condición o proceso?
    Alteridad negada y piedra desnuda
    Bienes culturales y "estado de excepción"

Partir del presente
    Nuevas alianzas
    Interpretación y "universo de consenso"
    Proyecto arqueológico y traducción
    Proyecto arqueológico y relato

ARQUEOLOGÍA SOMOS TODOS

Desiderio Vaquerizo Gil

Diario Córdoba, 25 de marzo de 2011

La Arqueología no sería nada sin la sociedad que la genera y la sostiene. Quienes nos dedicamos a esta profesión tenemos como objetivo último recrear los hechos (también, el pensamiento, la actitud ante la vida y la muerte) de quienes nos precedieron en el tiempo; o, lo que es lo mismo, hacer historia. Como todo el mundo sabe, trabajamos sobre los restos materiales de épocas pasadas: ruinas, cimientos, "tejoletes" y desechos orgánicos, que constituyen los archivos del suelo. Una categoría de fuentes que pasan de basura a documento histórico desde el momento en que son recuperados mediante un método científico y sometidos a exégesis por mentes perfectamente entrenadas para ello, capaces de ver más allá de lo obvio y generar conocimiento. Cualquier lugar en el que haya habido actividad humana guarda evidencias que, bien leídas e interpretadas, serán suficientes para reconstruir las vicisitudes del sitio y de quienes lo habitaron. Pero la cosa no queda ahí. Con frecuencia, esos mismos documentos materiales adquieren categoría artística o monumental y requieren un tipo de tratamiento particular destinado a conservarlos, ponerlos en valor y rentabilizarlos como recurso potencial, cultural y económico. Así, la Arqueología pasa de ser una forma más de recrear la historia para trascender su propia definición conceptual y necesitar de una gestión propia que la convierta en motivo de orgullo, seña de identidad y yacimiento de empleo. Nada más, y nada menos.

Esta problemática alcanza su máxima expresión en ciudades como Córdoba, con una complejidad como yacimiento que he ido desgranando en otros artículos y sobre la que seguiré reflexionando en el futuro. A nadie se le escapa el boom de la Arqueología en los últimos treinta años (sobre todo, en su vertiente urbana), y la crisis que la afecta desde que explotó la burbuja inmobiliaria, dado el fuerte maridaje entre ambas. Nada volverá a ser lo que ha sido, y en buena medida la responsabilidad es nuestra (me refiero a las Administraciones con competencias al respecto, al colectivo profesional de arqueólogos, y a la sociedad en su conjunto), por no haber sabido prever lo que iba a ocurrir, cegados por la vorágine del día a día y el dinero, ni tampoco abordar en su conjunto el espectro de posibilidades que permite y exige la disciplina, desde el punto de vista de la interpretación, la gestión y su reversión a la sociedad. Algo que desde el Grupo de Investigación que dirijo, en el marco de su convenio de colaboración con la Gerencia Municipal de Urbanismo, hemos ido abordando en la medida que permitían los tiempos y las fuerzas, pero que cobra ahora carácter de urgencia y se convertirá en prioridad los próximos años. Buscamos con ello transferir a la sociedad el conocimiento acumulado a lo largo de casi dos décadas de trabajo, convencidos de que sólo si la ciudadanía percibe y entiende lo que la Arqueología representa aprenderá a respetarla, cuidarla y defenderla. También, demostrar que existen otras formas de abordar el pasado, como un patrimonio común capaz de generar empleo sostenible y enriquecer la oferta patrimonial y turística de la ciudad, al tiempo que multiplica sus atractivos y su proyección en el mundo. De acuerdo con esta filosofía, hemos refundido la labor que ya veníamos realizando en un nuevo proyecto: "Arqueología somos todos", que mantendremos activo hasta que la sociedad cordobesa lo pida, y que de un modo absolutamente voluntarista por parte de quienes lo integramos, tratará durante los próximos años de acercar los últimos hallazgos de nuestra arqueología al cordobés de a pie, acudiendo a sus propios barrios. Visitaremos para ello los Centros Cívicos, a los que llevaremos exposiciones, charlas-coloquio y rutas guiadas; acercaremos la Arqueología a la calle mediante una exposición que tendrá lugar en el Bulevar Gran Capitán en la primera quincena de junio, y llamaremos la atención sobre la necesidad de saber dónde pisamos a través de conferencias repartidas por numerosas sedes, rutas a pie o en bicicleta por nuestro patrimonio arqueológico visible e invisible (me refiero al conservado en multitud de edificios y sótanos), y la puesta en marcha de arqueódromos (en los Centros Cívicos y en el Jardín Botánico) al que podrán asistir niños de entre cinco y diez años para probar por sí mismos la emoción que supone hacer historia. Se trata de un proyecto vivo y abierto, al que puede sumarse todo aquél que esté interesado (más información en ARQUEOCORDOBA) y que arranca casi de la nada, pero con el apoyo impagable de algunas instituciones, asociaciones, colectivos y empresas cordobesas que han entendido enseguida su necesidad y también su potencial, verdaderamente infinito. Gracias de corazón a todos ellos por permitirnos convertir en realidad una entelequia.

Permítanme terminar invitándoles a participar en la apuesta. El futuro de Córdoba es posible, y en él tendrá mucho que decir su pasado. Se lo debemos a nuestros jóvenes, que son nuestro incierto, pero también esperanzador presente.

viernes, 1 de abril de 2011

UN NUEVO ARTÍCULO SOBRE EL URBANISMO DE VALENCIA


Es un placer presentar un nuevo artículo sobre la historia urbana de la ciudad de Valencia. El estudio acaba de aparecer en la prestigiosa revista Madrider Mitteilungen del Instituto Arqueológico Alemán y trata del urbanismo de los barrios de Velluters y la Boatella. Se alinea en sus postulados teóricos y en la metodología utilizada con el publicado hace diez años  por uno de nosotros en la misma revista. 

El articulo es el resultado final de un trabajo de investigación de Claire Pichard presentado como memoria de Master en Paris I La Sorbonne, supervisado por J. Burnouf y G. Chouquer y, localmente, por R. González Villaescusa. Contó con la colaboración de la institución local del SIAM y la colaboración de J. V. Lerma

Ofrecemos el resumen en la lengua original del artículo (francés) y su traducción castellana así como el artículo sobre el barrio del Carmen.

Claire Pichard, L'évolution diachronique du paysage urbain des quartiers de la Boatella et de Velluters de la construction de la muraille islamique à nous jours (Valence), Madrider Mitteilungen, 51-2010, 455-490.
Fig. 8: Tramas urbanas del sector estudiado y la red de acequias

Résumé

Trois phases principales d’urbanisation sont traditionnellement distinguées dans l’histoire urbaine de la ville de Valencia. Celles-ci sont associées à trois urbanismes souvent présentés comme étant concurrents et en opposition dans leurs principes et leur application. Dans le cadre des quartiers de la Boatella et de Velluters, situés aux portes de la muraille islamique puis intégrés à la muraille chrétienne, l’approche morphologique du processus d’urbanisation permet d’une part d’appréhender de manière originale les modalités de la colonisation chrétienne d’un espace modelé durant cinq siècles par les musulmanes, et d’autre part de mettre en évidence des éléments qui permettent de réévaluer le clivage ville/campagne dans la fabrique de l’urbain. Cette étude revient sur des réflexions ayant trait à la part des planifications et au caractère impensé de la construction des villes.

Mots clés : diachronisme, histoire urbaine, pobla, acequia, paléochenal.

Resumen


Tradicionalmente se distinguen tres fases del urbanismo de la ciudad de Valencia. Se asocian a tres tipos de urbanismo, presentados frecuentemente como concurrentes y en oposición en sus principios y aplicación. En el contexto de los barrios de la Boatella y de Velluters, al exterior de las puertas de la muralla islámica e integrados posteriormente a intramuros de la muralla cristiana, la aproximación morfológica del proceso de urbanización permite comprender de forma original, por un lado, las modalidades de colonización cristiana de un espacio modelado durante cinco siglos por los musulmanes; y, por otro, poner en evidencia elementos que permiten reevaluar la cesura entre ciudad y campo en la fábrica urbana. Este estudio se detiene en cuestiones que intentan definir la planificación y el carácter "impensado" de las ciudades.

Palabras clave: diacronía, historia urbana, pobla, acequia, paleocanal.


R. González Villaescusa, El barrio del Carmen de Valencia: análisis morfológico e historia urbana, Madrider Mitteilungen, 41-2000, 410-435.
11.BarrioCarmen