miércoles, 23 de marzo de 2011

POLÉMICA EN TORNO AL HOTEL DE LA MARINA DE PARIS

Fachada del Hotel de la Marine de París

En línea con la atención hacia el patrimonio arquitectónico, un tanto transversal implícita en muchos de los artículos de este blog, la polémica sobre el uso por un operador privado del magnífico Hôtel de la Marine en Paris, obra del arquitecto neoclásico Gabriel, no puede ser soslayada en este foro y consecuentemente en este asunto debemos alertar contra estos nuevos experimentos gubernamentales tendentes a poner en manos de corporaciones económicas particulares determinados monumentos públicos, al socaire del actual crash económico.

Dificultades financieras que ablandan el rechazo natural de las opiniones públicas nacionales y a la postre abocan hacia escenarios inéditos e inverosímiles como la invasión de lonas publicitarias en entornos edilicios privilegiados, hasta ahora vetados para ello, como  la de una conocida marca de relojes díscolamente colgada en el mismísimo Puente de los Suspiros de la ciudad de Venecia.

Traducción del artículo aparecido en 
Le Figaro, 7 de enero de 2011 

Numerosas personalidades, entre las cuales se encuentra el antiguo presidente Valéry Giscard d'Estaing, se oponen a que este edificio del siglo XVIII pueda pasar a manos de una empresa privada. ¿Pesa como una losa el sentimiento de la decadencia francesa frente al necesario rigor presupuestario? Convencidos de que la concesión a una empresa privada del antiguo hotel de la Marina, antiguo Garde-Meuble real situado en la plaza de la Concordia, es un símbolo de esta decadencia, un buen número de personalidades ha decidido pasar a la acción. Instigados por Olivier de Rohan, presidente de la asociación que persigue la protección del hotel, historiadores, marinos, académicos o el mismo Valéry Giscard d'Estaing intentan defender, contra viento y marea, “la integridad del Hotel de la Marine”.

Recientemente, al amparo del anonimato, algunos miembros del Estado Mayor de la marina han dado a conocer su “inquietud” sobre el futuro de este edificio, construido por el arquitecto Ange-Jacques Gabriel en el siglo XVIII y que, desde entonces, ha sido la sede del Estado Mayor de la Marina francesa. Se ha extendido el rumor por todo París de que el propio Ministro de Defensa, Alain Juppé, “estaría incómodo” por el giro que han tomado los acontecimientos. Si bien el Ministro nunca lo ha declarado oficialmente, y en su entorno se resalta que el Ministerio de defensa no es propietario del hotel, y por consiguiente, no se encuentra implicado en el expediente, el rumor no deja de insistir: Alain Juppé estaría en contra de la concesión del edificio público a un operador privado, sobre todo si este último tiene como proyecto transformarlo en un hotel de lujo. 

Aunque nunca “firme petición alguna”, el antiguo presidente de la República, Valéry Giscard d'Estaing, ha hecho en esta ocasión, una excepción. Ha declarado que “he firmado para que el Estado conserve el monumento, aunque es posible entender que el Estado se vea obligado a deshacerse de edificios cuyo mantenimiento constituye una onerosa carga presupuestaria, debe prevalecer el interés patrimonial.”

Actualmente el hotel es ocupado por unos 1000 marineros, que deberán levantar el cuartel hacia el año 2014 para incorporarse al nuevo centro de la Defensa. Demasiado caro de mantener (unos 20.000 m² de superficie), será arrendado por el Estado a un operador privado, que gestionará libremente su explotación. Los eventuales candidatos tienen hasta finales de enero para presentar el proyecto de rehabilitación. Por el momento se conoce una única candidatura, la planteada por el hombre de negocios Alexandre Allard. Esta propuesta que plantea una mezcla de galerías de arte y hostelería de lujo y piscina privada, hace reaccionar a los defensores del patrimonio. “Estoy en contra de toda utilización mercantil de un bien del Estado”, afirma el historiador Max Gallo, mientras que el antiguo embajador Jean-François Parot considera que “la nación no debe liquidar su herencia”. “Los franceses no lo comprenderían” afirman, insistiendo en uno de los aspectos más sensibles de este asunto. 

Un museo del siglo XVIII
En el inmenso edificio, formado por más de 500 habitaciones, un sótano, dos patios, una escalera construida por Soufflot. Los salones en honor a Napoleón III junto con un ala de oficinas. Todo ello catalogado y, por lo tanto, muy costoso de rehabilitar. De ahí que la decisión, planteada por François Baroin, Ministro del Presupuesto, y por el primer ministro, sea la de arrendarlo a un operador privado por un largo período de tiempo. “¿Pero dónde estaremos todos en cien años?” objeta el académico Jean-Marie Rouart. Para éste, “desde el momento en que el Presidente quiere hacer una casa de la historia de Francia, hay una contradicción fundamental que consiste en no respetar un lugar que personifica precisamente esa historia”. El académico aboga por que el hotel sea transformado en un museo del siglo XVIII, lo que sería viable por el abundante mobiliario de esa época. 

En los próximos días, va a celebrarse una enésima reunión en presidencia. Reunión que no debería aplacar a los “opositores” sino que tendría por objeto alargar los plazos de presentación de proyectos con el fin de permitir presentarse a otros candidatos, y crear una comisión de seguimiento que podría ser dirigida por el Senador de la UMP Alberic de Montgolfier. “Al final será Nicolas Sarkozy quién zanjará la discusión” sentencia el entorno de Valéry Giscard d'Estaing.

Otros enlaces

Y, sobre el más que probable aplazamiento de la decisión por una comisión presidida por el antiguo presidente de la República Francesa, que junto a los miembros que la componen, son mayoritariamente contrarios al proyecto:

Valoriser l’Hôtel de la Marine par un acteur privé?

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