Presentamos la traducción de un artículo que reproduce la entrevista realizada a Jean-Loïc Quellec, investigador del CNRS. El artículo se adentra en las razones que llevaron a publicar un libro donde el autor denuncia y desenmascara las prácticas pseudo-científicas en arqueología. Una excelente ocasión para dar difusión de la revista francesa Sciences et Pseudo-sciences editada por la Asociación francesa para la publicación científica.
También es la ocasión ideal para incorporar una etiqueta a nuestro blog, cranck, que reemplazará en lo sucesivo la de arqueología friki. Tras leer esta entrada, ¿quién no se ha encontrado con un crank? Contarnos vuestras experiencias.
Entrevista
con Jean-Loïc Quellec por Philippe Le Vigouroux y Yann Kindo – Sciences et Pseudo-sciences, nº 294,
Enero 2011
¿Qué tipo de trabajo realiza usted como
profesional, y por qué ha escrito para denunciar la pseudo-arqueología?
Profesionalmente,
investigo el arte prehistórico, sobre todo el de África, con una marcada especialización
en las imágenes de arte rupestre del
Sahara. Obligado a leer todo lo que se publica sobre este tema, me sorprendió
que algunos autores toman muy en serio la idea de que algunas de estas imágenes
fueron realizadas por testigos de aterrizajes marcianos durante el Neolítico, y me preguntaba cómo es posible semejante
aberración.
Después de Louis Pauwels, Jacques Bergier y,
especialmente, Robert Charroux en los años 1960 y 1970, ¿cuáles son los
vectores mediáticos actuales de la pseudo-arqueología?
Los quioscos
y tiendas de prensa están llenas de revistas, a veces efímeras, que imitan la
maqueta y diseño de revistas serias como
La Recherche, Archéologia o Science &
Vie, y que pretenden ser una publicación de "información científica alternativa
" que se ocultan detrás de títulos con gancho. En un número reciente
(mayo-junio de 2010), Nexus ha
elogiado especialmente la arqueología "psíquica", es decir, el uso de
la clarividencia en la arqueología, camuflada con un nombre más adecuado
"arqueología intuitiva". Es una adaptación francesa de un concepto
particular, desarrollado en los Estados Unidos, la "psychic archaeology"
que fue ampliamente refutada por Marshall McKusick en el Journal of Field Archaeology en 1982, algo que el periodista de Nexus ignora u olvida mencionar. Publicando
textos superficiales e ignorando soberanamente la opinión de los expertos, las
revistas de este tipo no pueden pretender de ninguna manera divulgar una pretendida “información
científica". Estas publicaciones están dirigidas al público en general,
así como las revistas Kadath o la Atlántis.
EL TRANSFONDO IDEOLÓGICO
¿Qué trasfondo ideológico anima a los pseudo-arqueólogos
o a los promotores de esta arqueología romántica que denuncia?
Algunas
revistas reclaman el carácter de revista
científica, como Mankind Quarterly
que, por ejemplo, publica textos firmado por autores académicos, sobre los
indoeuropeos o la historia de la colonización en la India, pero también muchos
"trabajos" con connotación abiertamente racista, que argumentan que
los negros, los aborígenes australianos y los nativos americanos son menos
inteligentes que los grupos que estos autores llaman "caucásicos" y
"mongoloide". Los datos de la arqueología y la paleontología son usados
abusivamente por este tipo de teorías, con evidentes implicaciones políticas, y
sus defensores no pretenden otra cosa, por ejemplo, que mostrar que "los
africanos" serían retrasados debido a que se quedaron en África, mientras
que "los europeos "han adquirido una inteligencia superior osando
salir de este continente. Todo esto se fundamenta en datos obsoletos, mostrando una profunda
ignorancia de los logros más recientes de la arqueología, más digno de risa, de
no ser por el hecho de que los trabajos de estos investigadores son publicados.
De esta forma, Philippe Rushton, psicólogo de la universidad de Ontario, publicó
en el año 2000 un libro titulado Race,
Evolution and Behaviour, del que fue editada una versión corta con una
tirada de 90.000 ejemplares por la Pioneer
Fund (una organización racista fundada en 1937 que defiende la eugenesia
racial) que distribuyó el libro gratuitamente a 30.000 investigadores y a las principales
universidades. Todo esto demuestra la
"infiltración" de movimientos muy activos en el mundo académico, que no tienen nada de científico.
La historia de su génesis es muy reveladora: Mankind Quarterly, con apariencia de revista científica respetable, fue
fundada en 1960 con fondos del multimillonario norteamericano pro-nazi
Wickliffe Draper Preston, que también financió una campaña para
"repatriar" a África a todos los negros afro-americanos...
En cuanto
a Robert Charroux, que usted cita, no estoy seguro de que todos sus lectores sepan
que era extremadamente racista y que en algunos de sus best-sellers, sostiene
que los blancos, que llamaba "arios" deben "mantener la pureza
de sangre ", evitando cometer el
"pecado" de los Judios, que una vez también fueron los "arios
puros", pero que han experimentado una degradación debido a "uniones
denigrantes " con “razas inhumanas”. Combina estas tesis estúpidas con las
de los "antiguos astronautas", explicando, sin atisbo de sonrisa, que
la superioridad blanca sería el resultado de la contribución genética originaria
de otro planeta [Stoczkowski, Wiktor. 1999. Des hommes, des dieux et des
extraterrestres. Ethnologie d’une croyance moderne. Paris : Flammarion,
474 p.: 398-40, et 469, notes 17 à 30].
A menudo,
cuando se hace la genealogía de las teorías queridas por los arqueólogos románticos,
descubrimos que sus orígenes están ligados a concepciones racistas, a veces explícitamente
nazis o neonazis. En estos temas es indispensable saber ante qué nos
enfrentamos.
LOS DESAFÍOS DE UNA PSEUDO-ARQUEOLOGÍA
¿Cuál es el papel de los fundamentalistas
religiosos en la producción de la pseudo-arqueología?

En todo
el mundo, la arqueología es instrumentalizada con fines nacionalistas y
religiosos, y es obviamente el caso en Israel, donde la fuerza del mito bíblico
y la situación política actual son especialmente fuertes, y donde los grupos
ortodoxos extremistas judíos han tratado recientemente de prohibir cualquier excavación
que implicara el descubrimiento de restos humanos. Por su parte, los
arqueólogos románticos, que en general no excavan ni publican en revistas
científicas, tratando de demostrar la autenticidad de los descubrimientos,
hilvanando argumentos que, a su juicio, son especialmente significativos a este
respecto. Muchos de ellos se empeñan en exhibir pruebas de la supuesta
contemporaneidad de los hombres contemporáneos y los dinosaurios, para sustentar
una cronología bíblica especialmente corta. Otros querrían probar la veracidad
de la existencia de los gigantes bíblicos, y su entusiasmo los llevó a cometer
cómicos errores. Es el caso de los que han hecho circular en la prensa e internet
la "prueba" consistente en una fotografía de un grupo de arqueólogos
desenterrando un esqueleto humano
enorme. La investigación demostró que esta imagen era un montaje que obtuvo un
premio en un concurso de trucos con Photoshop. No deja de sorprender que la
misma foto fuera utilizada también por
los fundamentalistas musulmanes en un intento de "probar" la
existencia de los gigantes mencionados en el Corán.
El desafío para las religiones es afianzar la
parte "histórica" de su discurso. ¿Qué otros desafíos esconden?
Algunos
de los seguidores de las religiones monoteístas instrumentalizan los datos
científicos, incluso producen datos pseudo-científicos en dos direcciones. Una
de ellas es el deseo de autentificar la base histórica de los mitos por medio de
pruebas arqueológicas: si se encontraran
los esqueletos de los gigantes mencionados en la Biblia y el Corán estos libros
dicen la verdad, y si dicen la verdad sobre algo tan increíble, deben ser
fiables sobre el resto. El otro enfoque no nos concierne directamente aquí, es
la búsqueda de similitudes entre los mitos bíblicos y coránicos con los más
recientes descubrimientos de la física. Estos intentos de "probar" el
mito por la ciencia pasan por alto el hecho de que, en las sociedades en las
que es eficaz, el mito, por definición, siempre dice "la" verdad.
Estos enfoques por lo tanto, ofrecen pruebas indirectas de que los mitos
bíblicos y coránicos están huérfanos e, incluso desde el punto de vista que
defienden sus partidarios, son, en última instancia, contra-productivos.
¿Con la evolución de las creencias
contemporáneas, vemos también el desarrollo de una arqueología romántica inspirada
en la New Age, diferente de la que se
inspira en las tradiciones de las tres religiones monoteístas?
No parece
que sea el caso. El término New Age abarca
una nebulosa de organizaciones, movimientos y sectas muy diferentes que pretenden
en general, que cualquier elemento del
universo es divino y lo divino está en todas partes. Es un movimiento que se
basa tanto en la obra de Carl Jung como de Wilhelm Reich Gustrav, como en las
mitologías orientales, y sus seguidores sacan provecho de los libros esotéricos,
de la astrología, del chamanismo, del gnosticismo, del espiritismo, como de la
arqueología romántica. Utilizando todo este abanico de elementos prestados, van
construyendo una mitología moderna, incluida una nueva sacralización de la
naturaleza y un llamamiento al "cambio de paradigma científico".
Con el
fin de "conectar" con la naturaleza, consigo mismo y con la
espiritualidad, el movimiento de la New
Age, nada organizado aunque ampliamente explotado por algunos autores y
vendedores de ilusiones, es un buen ejemplo de actualización permanente y de
bricolaje mitológico que da lugar a la proliferación de rituales como el
"neo-chamanismo", la "mediación" (espiritismo), el "Rebirth" (rememoración el momento
del nacimiento)…, que se inscriben en una tendencia que enfatiza la plenitud
personal y el libre albedrío en una especie de supermercado global de
creencias, pretendiendo romper con cualquier forma de dogma religioso o
formalización teológica. Dando respuesta así a una visión del mundo de
contornos imprecisos, sin hacer ascos a ninguna fuente de inspiración, la New Age hace uso e integra, entre otras
muchas cosas, algunos de los temas favoritos de los arqueólogos románticos,
como los misteriosos poderes de las “calaveras de cristal” o de las pirámides.
Las
raíces románticas de la arqueología
Tras
Pauwels y Bergier, que expusieron el realismo fantástico en
Le matin des magiciens (1960) y en la revista Planète, Robert
Charroux es el autor de una
Histoire
inconnue des hommes depuis cent mille ans publicada por Robert Laffont en
1963 y posteriormente en la serie "
L’Aventuremystérieuse" de la editorial ediciones
J’ai Lu., 167 títulos fueron publicados entre los años 1962 y 1996
en edición de bolsillo, que dieron pábulo a las teorías de la arqueología
romántica, y a toda clase de teorías esotéricas. Robert Charroux fue una de las
figura destacada, al igual que T. Lopsang Rampa, autor de libros como
El Tercer Ojo o
Las claves del nirvana.
Los crancks
Llama
usted crancks a "investigadores
aislados convencidos de haber hecho un descubrimiento que podría cuestionar los
conocimientos adquiridos en un ámbito científico, que luchan denodadamente para
que se reconozca su descubrimiento, pero cuyas pretensiones se enfrentan a un
silencio institucional, concluyendo rápidamente que son víctimas de una
conspiración para acallar la investigación, por ir demasiado lejos al
cuestionar el "dogma oficial". " ¿Existe un perfil típico,
posiblemente específico, del cranck que
hace estragos en arqueología, si lo comparamos con otras disciplinas. [Véase
concretamente el artículo de Alexandre Moatti, «
L’alterscience, une autre forme d’opposition à la science »,
Sciences & Pseudo-sciences
n° 292.]
No, es
un perfil general, aunque la situación en arqueología es algo diferente, debido
al gran peso desempeñado por los “arqueólogos aficionados" en los inicios de
esta ciencia, hace poco tiempo relativamente. Con la creciente especialización
y las leyes que regulan las autorizaciones de investigación, el papel de los no
profesionales se ha reducido gradualmente a su participación auxiliar en
excavaciones. Que el azar todavía ayude a encontrar nuevos hallazgos
arqueológicos, hace que algunos cranks
crean hacer descubrimientos capitales, aunque no tienen la base mínima
imprescindible para apreciar su verdadero valor, que puede ser... ninguno, especialmente
en los casos de las piedras figuradas. Hay una diferencia sustantiva entre el
arqueólogo aficionado que trabaja con profesionales y que se ha convertido en el
mejor experto de la prehistoria de su municipio y el cranck convencido de haber encontrado esculturas de dinosaurios
hechas por… ¡el hombre del Jurásico!
¿Hay casos donde la pseudo-arqueología consigue
franquear las puertas "institucionales" o los filtros que nunca
debían haber superado? ¿En los medios de comunicación? ¿En el ámbito académico?
He
mencionado antes el caso de Mankind Quarterly, pero esta revista sólo
existe porque la mayoría de los colaboradores que escriben en ella han visto rechazados
sus textos por publicaciones científicas auténticas "de referencia", donde
los artículos son evaluados por expertos reconocidos por la comunidad
científica, antes de su publicación. Es cierto que, en ocasiones, trabajos brillantes
son rechazados por las revistas con comité de lectura; o, al revés, que artículos
malos sean aceptados; pero no es la norma, y el error suele ser corregido. De
todos modos, la gran mayoría de las producciones de los arqueólogos románticos
es tan mala que la incompetencia de sus autores salta a la vista de cualquier
lector bien informado.
Internet,
una tribuna para los arqueólogos románticos
Ninguna
búsqueda bibliográfica puede hacerse sin la ayuda de internet, donde se
encuentran enormes bases de datos para leer cientos de libros y revistas sin
salir de casa. Es como la querida "Biblioteca de Babel" de Borges, algo
maravilloso para un investigador. Pero internet también proporciona una tribuna
para muchos escritores que han visto su producción rechazada por editoriales o
revistas científicas, y que pueden divulgar sus argumentos a pesar de que son
rechazados por la comunidad académica. Tenemos que saber distinguir el grano de
la paja, y este es uno de los problemas acuciantes de la formación a la investigación.
Es
difícil ubicarse pues nos adentramos en un universo de dimensiones casi
infinitas. Sin embargo, gracias al sistema de enlaces entre los sitios
identificados se acaba, en este universo reticular de subsistemas
especializados que comparten la misma pasión o, incluso, una misma ideología, por
descubrir redes que tratan de refutar las afirmaciones de las otras. Este
fenómeno se ha extendido a muchos temas, como el clima, los organismos
genéticamente modificados, la medicina... La arqueología no es una excepción a
esta tendencia general, y es fácil de encontrar en cientos de sitios y foros
dedicados a los "antiguos astronautas", a la fecha precisa de la
creación del mundo o a los gigantes bíblicos. Por ejemplo, la búsqueda en Google,
el 25 de octubre de 2010, de la frase
"
ancient astronauts" produjo
un total de 113.000 respuestas.
Nunca
ha sido mi intención visitar todos los sitios que responden a este tipo de
investigación, me limito a los más frecuentados, a los que se actualizan
regularmente y que tienen una mayoría de visitantes por ser los más influyentes.
La inmensa mayoría de sitios dedicados a estos temas, copian a los otros, y el
número de temas tratados es bastante reducido.
Por
último, es interesante señalar que algunas consultas como "‘antiguos
astronautas + refutación’” o “‘
ancientastronauts + skeptic’“, producen poco
más de 10.000 o 15.000 respuestas. Lo que demuestra que los arqueólogos se
limitan a encogerse de hombros ante la lectura de lo que consideran
tonterías. El hecho de que muy pocos especialistas pierdan el tiempo en refutarlas
es lo que me impulsó a escribir este libro.
La
situación es bien diferente fuera del mundo académico, especialmente en los
medios de comunicación ávidos de "primicias" y "misterios".
Por desgracia, hay numerosas series de televisión o pseudo-documentales en los
que se presenta, invariablemente, a individuos como Erich von Däniken, como grandes
estudiosos. A menudo se les entrevista con una biblioteca o un laboratorio en
segundo plano, confortando la idea de una erudición o de una especialización,
en realidad, inexistentes. Es lamentable que estas producciones les den una plataforma
tan potente destinada a un público desarmado intelectualmente para evitar el
fraude. En este caso, los culpables son los periodistas y directores
responsables de estas series: con el pretexto de la información, desinforman, o
dan pábulo a la propaganda.
Igualmente,
todas las revistas de los kioscos y cuyos títulos mensuales contienen las
palabras "misterio", "enigma" o "secreto" en
relación con temas ampliamente rebatidos como la Sábana Santa de Turín, los
tesoros del rey Salomón, la esvástica o el laberinto, hacen dejación de la
información en beneficio del más puro mercantilismo. Horroriza leer en un
artículo sobre "La búsqueda del Santo Grial por los nazis", publicado
en octubre de 2010, en una de estas revistas omnipresente en los kioscos que "la
gran civilización de los megalitos, nacida en el norte de Europa y a lo largo
de la costa atlántica [...] se dispersó por todo el mundo, aportando sus
conocimientos y experiencia a otros pueblos”. Pero cuando descubrimos que, tras
esta idiotez, el autor añade: "el viejo adagio de ‘Ex oriente lux’ está obsoleto. Es en Occidente donde surgió el conocimiento”,
uno sólo puede alarmarse porque es precisamente una de las tesis centrales de
la ideología nazi (J. Chapoutot, Le national-socialisme et l’Antiquité,
PUF (2008)], adoptada en la década de 1950 por el arqueólogo romántico Jurgen Spanuth
(1907-1998) en sus libros sobre la Atlántida.
Una de las características de los cranks es encarnar una especie de
romanticismo anticuado acerca de la práctica de la ciencia, de la imagen
idílica del "gran inventor solitario", mientras que, en general, la
ciencia ya no funciona así desde hace mucho tiempo, convertida en una empresa
cada vez más colectiva y planificada. ¿Sucede lo mismo en arqueología?
Básicamente,
sí. Las técnicas utilizadas por los arqueólogos son tan numerosas y complejas –
y caras– que nadie puede permitirse los medios intelectuales o financieros
necesarios para utilizarlas. Nadie puede excavar un yacimiento, leer toda la
literatura publicada en su campo, y ser especialista en dendrocronología, en traceología,
en espectrometría Raman, sin olvidar el dominio de herramientas estadísticas o
realizar exámenes con el microscopio electrónico de barrido, o la datación de
la cerámica por medio de la electroluminiscencia, por citar solo unas pocas disciplinas.
Lo que es aún posible hoy en día para un solo investigador, o un pequeño grupo
de aficionados, es explorar las zonas olvidadas de sus predecesores y descubrir
nuevos yacimientos. En Francia, esto es lo que ocurrió con la cueva de Chauvet,
pero, el paso del descubrimiento a una investigación seria ya no es posible sin
la constitución de un equipo de investigadores con distintas especialidades,
que sólo pueden ser profesionales.
EL MÉTODO ARQUEOLÓGICO
¿Qué reglas metodológicas ha ido incorporando
la arqueología para poder definirla como una disciplina "científica",
y entre éstas, cuáles son las que los arqueólogos románticos respetan menos?
Lo que
más caracteriza a los arqueólogos románticos es que, en realidad, no siguen
ningún método. Sobre todo, sugieren sin demostrar, afirman, sin discusión
previa, e ignoran completamente el estado actual del conocimiento. Por otra
parte, sus teorías responden a una falta de modestia apabullante. Nunca afinan
la cronología de la VI dinastía egipcia, jamás perfeccionan la tipología de las
armas de la Edad del Bronce o mejoran el estudio traceológico de una hoz neolítica.
No, este trabajo es impropio de su inteligencia... Ellos, que dicen demostrar
que todas las cronologías de la prehistoria son falsas, que los antiguos
egipcios o los primeros isleños de Pascua disponían de una tecnología desconocida
muy avanzada a la nuestra, o que las pinturas rupestres del Sáhara demuestran que
los marcianos nos visitan desde el Neolítico... ¿Ellos? ¡Por favor!
En varias ocasiones, rechaza el concepto de
"revolución neolítica". ¿Por qué este rechazo?
Este
concepto implica la idea de una transformación repentina, que todos los
estudios contradicen. Si hubo "revolución", ésta fue gradual. Sobre
todo, la idea generalmente asociada a este concepto es que los avances técnicos
–la domesticación, la invención de la cerámica– que se habría producido de
repente en un solo lugar –el Creciente Fértil– antes de extenderse poco a poco
el resto del mundo. Un simple análisis de los datos de que disponemos
contradice ampliamente este punto de vista, ampliamente extendido. Hubo muchos focos
de domesticación independientes, en África, América, Asia, que no deben
absolutamente nada al Creciente Fértil, y la primera cerámica conocida apareció
en el Sahara y en Japón mucho antes de los de aquella región. Así que si queremos
mantener el término "revolución neolítica", habrás que usar el
plural: revoluciones sí; una "revolución neolítica", no.
En la arqueología y en otros campos se está
extendiendo una costumbre: el investigador tiende a divulgar su
"descubrimiento" a través de un anuncio público, transmitida a través
de Internet, incluso antes de ser objeto de revisión de sus pares a través de
una publicación científica. ¿La comunidad de arqueólogos o antropólogos reflexiona
la manera de evitar estos abusos?
Me temo
que no, o no estoy informado. Me parece que, por el contrario, esta manera de
divulgar tiende a extenderse. Una de las razones es la carrera por la
financiación, que es crucial para dedicarse a la investigación que requiere de considerables
recursos financieros. Los donantes, los laboratorios y otros patrocinadores
quieren que su inversión les otorgue "visibilidad", favoreciendo
publicaciones rápidas. Este proceso, que afectó en primer lugar a los
antropólogos en busca de los primeros homínidos, condujo a una carrera mediática
en pos de “la más antigua tal” o “la primera cual”, en detrimento de la
investigación a largo plazo, o sobre temas igualmente interesantes pero menos
populares entre los periodistas. También conduce a privilegiar la publicación en
inglés de los investigadores franceses, alentados por las autoridades
supervisoras, a publicar en revistas anglosajonas. Creo que al aceptar estas
prácticas, la investigación francesa se pega un tiro en el pie, pero me temo
que mi opinión es minoritaria a este respecto.
¿Cuáles son, para usted, los peligros de la
arqueología romántica, tanto en lo académico como en términos de difusión de
los conocimientos?
Para mí
el principal peligro viene de la difusión y afianzamiento de concepciones
retrógradas (el fundamentalismo, el creacionismo...) o de teorías peligrosas
(el racismo, la eugenesia...) camufladas tras una falsa máscara científica.
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