sábado, 30 de enero de 2010

ECONOMÍA DEL CONOCIMIENTO O CONOCIMIENTO DE LA ECONOMÍA

Ricardo González Villaescusa

 Apuntes de Ciencia y Tecnología nº 29, Diciembre 2008, p. 8.
 
Intervención (más o menos fiel) como representante de la AACTE en la mesa redonda «Économie de la Connaissance ou la connaissance de l'Économie?» de l’Université d'Automne de Sauvons la Recherche (octubre, 2008).
   
El nobel Albert Fert en la Universidad de Otoño (2008)

“Soy arqueólogo, poco útil a la sociedad en términos de rentabilidad. A las ciencias humanas y sociales se nos exige en estos momentos de cambio y de crisis que seamos útiles. El propio presidente Sarkozy exponía en la picota durante su campaña electoral, como ejemplo de la escasa rentabilidad de la universidad, a los profesores de latín o griego. Yo, por mi parte, les invito a hacer una reflexión.

Piensen en la profunda transformación demográfica y en el aumento de la calidad de vida que significaron los indudables avances médicos y farmacéuticos. Mi padre tiene un cristalino cambiado y ve estupendamente, mi madre se realiza análisis diarios de su tasa de glucemia en sangre. Prevén la enfermedad y prolongan su esperanza de vida además de vivir pudiendo leer y ver lo que les rodea. Los avances en medicina y farmacia son indudablemente útiles a la sociedad, pero se trata precisamente de eso, de sociedad. Si bien es cierto que esos avances alcanzan a amplias capas de las clases medias, no es menos cierto que llega a amplias capas de clases medias sólo del mundo desarrollado, de los países ricos. No llega ni a toda la sociedad ni, mucho menos aún, a la inmensa mayoría de la sociedad mundial. Si hoy en día una pequeña parte de la humanidad disfruta de los privilegios a los que aludía anteriormente, de los que gozan mis padres, es porque existen científicos sociales.

Pondré algunos ejemplos que incumben a todo el espectro ideológico de la ciencia social: A. Smith, K. Marx*, F. Engels, M. Weber o J. M. Keynes. Cuando el Ministerio de Educación Superior y de Investigación francés pide a los que solicitamos proyectos de investigación en ciencias humanas y sociales si la investigación va a producir patentes apetece responder, simplemente, que no. Imaginen por un momento si la difusión de ideas que significaron las aportaciones de los investigadores citados, escritas en libros, en sus lenguas maternas (y no necesariamente en inglés y en artículos de revistas de impacto), hubieran sido objeto de depósito de una patente. ¿Se imaginan por un momento que las asociaciones, sindicatos y partidos políticos de todo signo tuvieran que pagar derechos de autor o patentes? ¿Todo el mundo asociativo, reivindicativo o sindical pagando en estos momentos a los descendientes con apellidos ilustres como Marx o Weber? No sólo iría en contra de los principios de los mismos autores sino que además es absurdo. Y de eso se trata, de una demostración ad absurdum.

Si valoramos los avances en medicina o farmacia (con pagos de patentes) cómo debemos valorar a los promotores de las ideas que han cambiado la faz de una parte del mundo. Los usuarios o clientes de las ideas que han generado una amplia clase media en el primer mundo no han pagado un céntimo (aunque sí en costes sociales) por beneficiarse de la razón ontológica que les permite acceder (previo pago) a los medicamentos y servicios sanitarios. Nada pueden hacer los medicamentos y avances sanitarios por los dos millones de niños (mayoritariamente del tercer mundo) afectados por la pandemia del SIDA si el conjunto de la sociedad no acepta conceptos sociales básicos como intervencionismo económico, redistribución social, discriminación positiva o participación ciudadana, todos ellos “inventos” de científicos sociales. Nada que ver con el rendimiento a corto plazo.”

Tras esta introducción, la intervención recordó la evolución reciente de la investigación española, los principales hitos, leyes y reformas en nuestro país a partir de los datos divulgados por la revista de la AACTE Apuntes de Ciencia y Tecnología.

*K. Marx defendió una tesis doctoral de título tan poco atractivo como "inútil", redactada en griego antiguo: Diferencia de la filosofía de la naturaleza en Demócrito y Epicuro.

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